Santiago de Compostela. El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, ha asegurado que la puesta en servicio de la línea de alta velocidad ferroviaria entre A Coruña, Santiago y Ourense es “el fin del principio del AVE a Galicia”, y añadió que para que adquiera “verdadero sentido” es preciso “darle continuidad a través de la conexión con la Meseta, a través del AVE que conecte Galicia con Madrid, y desde allí al resto de España y Europa”. Así lo manifestó el jefe del Gobierno gallego en Ourense después de recorrer la primera línea gallega de alta velocidad ferroviaria, en un acto inaugural en el que afirmó que “hemos finalizado con éxito una etapa, pero la peregrinación continúa”.
El titular de la Xunta recordó que restan aun “326 kilómetros para que los gallegos podamos percibir realmente los beneficios y las oportunidades que ofrecerá el AVE por lo que llevamos tanto tiempo esperando” y se mostró convencido de que Galicia afrontará este reto “con más ímpetu que nunca”.
En ese sentido, afirmó que la entrada en servicio de esta línea es la prueba “de que nuestra tierra sabe encetar y culminar obras colectivas”, como esta que reúne las aportaciones de dos gobiernos de partidos diferentes. Además, destacó que “contamos con un instrumento que se ha demostrado útil”, el Acuerdo del Obradoiro, del que apuntó que “a pesar de que no se haya cumplido en su totalidad, estoy convencido de que fue un acierto pleno firmarlo y tenerlo hecho nos tenérmelos más ambiciosos”.
Finalmente, el presidente gallego subrayó que completar el AVE gallego “es el compromiso más explícito en materia de infraestructuras del que será, tal y como es previsible, el próximo presidente del Gobierno de España”, porque “también es conocedor de las necesidades del noroeste español, porque es justo para Galicia y porque es bueno para España”.
En su intervención, Alberto Núñez Feijóo indicó que poner en marcha una infraestructura como esta es “la lógica correspondencia a la confianza que la gente deposita nos sus representantes públicos”, tanto desde el punto de vista de la política, a través del voto, como de la economía, a través de los impuestos. Consideró que la puesta en servicio de la primera línea del AVE gallego es “el inicio de la respuesta a esa confianza, a una necesidad objetiva, colectiva y esperada desde hace mucho tiempo”.
“Ningún impedimento técnico, ni dificultad económica, ni mucho menos traba política, derivaron jamás en la rendición de los gallegos”, afirmó el jefe del Ejecutivo autonómico, quien añadió que “lejos de entenderlo como un privilegio, sabemos que reivindicar para esta tierra el incluso AVE que Andalucía, por ejemplo, disfruta desde hace dos décadas, es una justa exigencia”.
El presidente de la Xunta personalizó en dos personas a tarea gubernamental que, en cumplimiento de dos deberes, “fue traduciendo el deseo colectivo de los gallegos en proyectos, en licitaciones, en adjudicaciones, en obras y en la certeza que inauguramos hoy”. Se refirió así a Francisco Álvarez Cascos –quien al frente del Ministerio de Fomento “licitó todos los tramos de la conexión Santiago-Ourense y contrató diez de doce, además de licitar también el 61% del tramo A Coruña-Santiago”– y a José Blanco, quien “continuó ese proyecto con el resto de trámites y de recursos necesarios para que esta línea sea hoy una realidad incontestable”.