Los datos del Banco de España relativos a la morosidad en el pago de las hipotecas por compra de vivienda, por parte de los particulares, y de los promotores inmobiliarios respecto a los préstamos concedidos para comprar suelo y edificar, se empeñan, trimestre a trimestre, en certificar dos cosas.
Una, que, evidentemente, con la situación económica, los saldos vivos, tanto en un caso como en otro, cada vez son menores. De cajón. Y otra, que los préstamos y créditos que quedan por amortizar tienen el marchamo de acabar en impago.
Son las dos conclusiones que se pueden entresacar de los últimos datos ofrecidos por el Banco de España. Sumando la morosidad de las hipotecas para compra de vivienda y la de los promotores inmobiliarios, son ya más 92.000 millones de euros los que se encuentran calificados como morosos. Y, en su mayoría, como ha ocurrido hasta ahora, acabarán en impago, especialmente en el caso de los créditos al promotor.
Son datos hasta septiembre. Seguramente, cuando se hagan públicos los correspondientes al final del ejercicio 2014, estaremos ante una morosidad conjunta, por lo que a la exposición inmobiliaria se refiere, que rondará los 100.000 millones de euros. Más casas y más suelos que llevan camino, tras los respectivos procesos de ejecución hipotecaria, en los balances de las entidades financieras acreedoras.
Entrando en el detalle de los datos publicados, referidos al cierre del tercer trimestre, se comprueba que el saldo vivo de los préstamos a los hogares para la adquisición de vivienda se situaron en 564.252 millones de euros, un 3,8% menos que un año antes, y que ahora están calificados como dudosos activos por un valor de 33.648 millones de euros, un 5,96%, por encima del 5,58% de hace un año.
Y si la morosidad de los particulares es alta, qué decir de la referida al crédito promotor, que avanza inexorablemente hacia el 40%. Y eso que el saldo del crédito de las inmobiliarias ha bajado durante el último año más de un 20%, al pasar de 195.083 millones a 156.197 millones.
Pero lo que queda por pagar resulta cada vez más difícil, ya que 58.495 millones de euros -el 37,4%- son ya préstamos morosos, por encima del 33,6% que marcaba hace un año.