El inicio de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba está, poco a poco, abriendo los negocios en la isla. De todo tipo, también, cómo no, el relacionado con el sector inmobiliario. En los últimos tres meses, desde fuera de la isla se están organizando un sinfín de actividades relacionadas con la venta y el alquiler de propiedades.
Entre los grandes interesados en adquirir, a un precio módico, propiedades inmobiliarias se encuentra la acomodada colonia cubana residente desde hace décadas en Miami.
Como el resto de los negocios que muchos vislumbran en la isla caribeña, todo se está haciendo con una enorme cautela ante las incertidumbres que, a pesar de la apertura política, todavía genera el mantenimiento en el poder de Cuba del Partido Comunista liderado por los hermanos Castro.
No obstante, como desde dentro todavía resulta complicado organizar red alguna de venta inmobiliaria, la mayoría de los negocios se están haciendo desde fuera, y teniendo a Internet como el vehículo para su gestión, destinado en exclusiva para turistas, ya que el acceso de los cubanos a la red sigue siendo muy restringda.
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En este sentido, el servicio de alquiler on line Airbnb, perseguido en España por el sector hotelero al entender que su competencia resulta desleal, ya ha echado sus redes sobre Cuba. El tema, que acaba de iniciarse, ya cuenta con una cartera de anuncios cercano a las 1.500 casas que ofrecen habitaciones.
La operativa funciona a través de pequeños empresarios que, desde el extranjero, han logrado a captar a cubanos que quieren sus alojamientos a disposición de los turistas que lo deseen.
Estos pequeños empresarios son la punta de lanza de la que se avecina cuando los grandes gestores inmobiliarios empiecen a organizar un entramado mucho más consolidado, que canalice la que se presume será una auténtica burbuja inmobiliaria.
Se va a empezar con este negocio a gran escala para, una vez consolidada la apertura, dar los pasos para abordar proyectos de mayor calado, tanto a nivel de rehabilitación como de desarrollo de grandes resorts, que tendrían garantizado un negocio casi seguro.