Madrid. Un recorrido por cualquier sitio de España sirve para toparse con múltiples carteles anunciando promociones de todo tipo que nunca llegaron a desarrollar. En muchos casos, ni siquiera el propietario que en ellas se anunciaba ya lo es, debido a que obtuvo el crédito para comprar el solar, pero luego el banco no se lo amplió para acometer las obras, y al final hoy es esa entidad financiera el nuevo propietario, sin importarle lo más mínimo cambiar la antigua información. Tal vez pensando en que un tercero se haga cargo del mismo.
Pero la situación no es exclusiva de España. En Francia también sucede lo mismo. Y no precisamente en lugares alejados, sino en la misma región central del país, en Ile de France. La que tira del carro en muchos sentidos en foma radial desde el epicentro de París. En lugares de alto poder adquisitivo como Val d’ Europe o Serris –donde se pueden apreciar un sinfín de grandes unifamiliares de reciente construcción cerca de todo tipo de dotaciones sociales, deportivas y culturales–, existen parcelas en las que finalmente sus promotores tampoco parecen haberlo tenido claro. Las hay de todo tipo, para viviendas, para pequeños centros comerciales o parques empresariales de tamaño mediano.
Y es que en Francia, el paro, lejos de las cotas que se dan en España, aumenta poco a poco, y los salarios tampoco son una locura teniendo en cuenta los precios que se dan. Y los datos oficiales no dejan lugar a dudas. Solo 300.000 viviendas iniciadas en 2012, el nivel más bajo de los últimos doce años. Y tampoco parece que las expectativas para el año que acaba de iniciarse sean muy buenas, temiéndose el sector otra caída que deje en torno a las 280.000 las unidades que podrán iniciarse.
Y el mercado de lujo, en esta zona central del país, o en otras que suelen tirar en torno a las grandes capitales como Lyon o Marsella, también se está resistiendo. En este caso, no por no contar con liquidez para afrontar compras, sino por las reticencias surgidas tras la llegada al poder del socialista François Hollande, con medidas de fuerte presión fiscal para las rentas más altas. El ‘exilio’ a Bélgica del actor Gerard Depardieu ha sido sonado, pero sus razones son también las de otros muchos que cada vez más están levantando la voz.