Primer solar municipal cedido por el Ayuntamiento de Barcelona, en régimen de derecho de superficie, a una cooperativa, para que lo destine a la construcción de viviendas protegidas. El solar, ubicado en la calle de la Constitución, en el barrio de la Bordeta, ha sido asignado a la cooperativa La Borda, con el compromiso de que promueva un bloque de 28 pisos protegidos.
Este proyecto responde a la voluntad del Gobierno municipal de promover las cooperativas de vivienda, en las que las personas que van a vivir en ningún caso serán propietarias. La propiedad y la gestión de los pisos siempre permanecerán en manos de la cooperativa, que es una entidad sin ánimo de lucro y de iniciativa social.
Las viviendas se estructuran con una gran flexibilidad, ya que se pueden ir sumando piezas independientes hasta llegar a completarse como viviendas de 2 o 3 habitaciones. Así pues, las superficies útiles de los espacios pueden tener desde 40 hasta casi 80 metros cuadrados.
En la planta baja y en la primera hay una serie de espacios comunes, como salas polivalentes, locales, comedor, cocina o espacios de trabajo que sirven para reforzar la vida comunitaria.
La cooperativa La Borda surge como contrapunto al proyecto de viviendas de alto nivel que el plan de urbanismo de Barcelona contemplaba dentro de la transformación urbanística de Can Batlló.
Al no llevarse a cabo por la crisis, los vecinos vieron en esos solares vacíos la posibilidad de llevar a cabo alternativas para su puesta en valor. Y la cesión de uso fue uno de ellas, como una fórmula que, según los gestores de la cooperativa, elimina los posibles efectos perniciosos de la propiedad, salvaguarda la cooperativa del mercado inmobiliario y abre la posibilidad de reinventar las formas de convivencia, mediante un proceso en el que los propios vecinos y vecinas se autogestionan y establecen cuáles deben ser las normas que la regirán.
Se trata de un modelo que lleva años implantado en países del norte de Europa, donde una vez amortizada la primera inversión, los fondos recaudados pasarían a constituir un fondo para nuevas promociones, rehuyendo así de la idea de proyecto aislado que resuelve sólo las necesidades de unas pocas unidades de convivencia.