Madrid. Como hemos podido comprobar en estos siete meses que lleva en funcionamiento, los responsables de Sareb no tienen la más mínima intención de informar acerca de los pormenores sobre su actividad. Y, claro, con todos los medios de información pendientes de lo que hace y no hace el banco malo español, al final los datos salen. Por un lado o por otro.
Lo único que están consiguiendo con esta empecinada opacidad es que se publiquen noticias cogidas con alfileres. Que si una operación, que si otra, que se han vendido tantos inmuebles. Poco, muy poco. Nada se sabe, por ejemplo, cuántos de esos créditos al promotor traspasados están al día de pago o cuántos se han tenido que incluir en procedimientos de ejecución hipotecaria.
Hace unos días, la agencia Bloomberg publicaba una información relativa al hecho de que Sareb había detectado un número indeterminado de promociones a medio hacer que podrían ser objeto de demolición. Y el banco malo, ante las llamadas de los medios españoles para recabar datos al respecto, tuvo que salir al paso para reconocer que, efectivamente, “no tiene ninguna obra identificada para ser demolida y que, en cualquier caso no planea demoler vivienda terminada, sino obras en curso con muy poco grado de avance que tengan riesgo para la seguridad de las personas, o en situación de infracción”.
En principio, en el todavía plan de negocio vigente, a la espera de que se termine la eterna auditoría que se está realizando y que podría llevar a retocar algún punto de aquel plan, se incluye la posibilidad de que pudieran realizarse demoliciones a partir de 2016, no ya, a la vuelta del verano, como parece dejarse caer en el texto de la agencia estadounidense.
Y tiene hasta su lógica. Puestos a echar cuentas, sale más barato pagar por contratar a una empresa de demolición unos 12 euros por metro cúbico para echar abajo un edificio que seguir construyéndolo por unos 1.000 euros el metro cuadrado. Y, lo que es peor, con dudas más que razonables de que una vez terminado se pueda obtener en su venta una mínima rentabilidad. En definitiva, que un solar parcialmente edificado se convertiría en una parcela más de suelo disponible.
A partir de aquí, Bloomberg seguía con las elucubraciones para asegurar que Sareb había ya puesto en cuarentena unas 160 de las 650 promociones que tiene pendientes de finalizar.
Cuando en febrero finalizó el proceso de traspaso de activos, Sareb contaba con 4.025 activos en curso, en su mayoría viviendas (3.147), y con unos préstamos por esos activos inacabados valorados en 2.878 millones de euros.
Si damos por buena la información de Bloomberg, no desmentida por Sareb, tendríamos que en esas 160 promociones paralizadas habría espacio para construir unas 800 viviendas, que pueden ser objeto de la piqueta.