Madrid. En una reunión celebrada en la escuela de negocios ESADE esta semana, el directivo del Sabadell, ha expuesto su opinión acerca de la situación financiera actual en España. Son muchos los aspectos de su intervención y si bien podríamos referirnos a varios de ellos, nosotros no vamos a hacerlo. Tan sólo vamos a centrarnos en una de sus manifestaciones que por su crudeza y claridad no dudamos de calificarla como lapidaria.
Y como hay que tener cuidado con las interpretaciones diremos que no la usamos en uno de sus sentidos más comunes, esto es, el de “perteneciente a las piedras preciosas” sino en otro de ellos, precisamente, aquél que dice sobre lapidario lo siguiente: “Dícese del enunciado que, por su concisión y solemnidad, parece digno de ser grabado en una lápida.” (DRAE). Y no incluimos otros menos amables.
Casos como el celebérrimo: “Nosce te ipsum” (Conócete a tí mismo) que estaba grabado en el frontispicio del templo de Apolo en Delfos o él “Nadie entre aquí que no sepa Geometría”, de la Academia platónica son ejemplos lapidarios, (dignos de ser grabados en la piedra) de la Antigüedad clásica. Pero hete aquí que Olíu nos ilustra, con una frase sin duda a la altura de las anteriores, la que dice que: el crédito ni fluye ni fluirá (en España, en estos momentos). Lo diferente en este caso es que aunque la frase ha sido pronunciada en una Escuela de Negocios prestigiada, mucho me temo que tal escuela no hará imprimir en su puerta de entrada, tal frase.
Pero sin duda la frase es digna de ser grabada en una lápida… en la lápida de la economía española, claro, pues… ¿cómo es posible que alguien que pertenece a la clase empresarial que ha sido beneficiada por ingentes cantidades de crédito y que le ha permitido sobrevivir al tsunami financiero que otros de los suyos crearon antes, diga que: “el crédito seguirá bajando en España en 2013, en 2014 e incluso hasta 2015, y es bueno que sea así, porque el país debe desendeudarse antes de volver a pedir prestado.”
Lo que nos asombra no es su predicción que seguro que se cumple: “El crédito no fluye ni fluirá. No quiero ser agorero pero no sé cuándo se va a recuperar el crédito. Algunos dicen que será a principios de 2014. Bueno, si lo decimos todos igual se cumple", ha dicho en un tono irónico, después de augurar que esto no ocurriría hasta el 2015, sino su calificación de que eso sea bueno -bueno para quién: para ellos, para los ciudadanos, para el conjunto de la sociedad- y la justificación de esa segura ocurrencia: “que el país debe de desendeudarse antes de volver a pedir prestado.”
Veamos, que la disminución del crédito sea buena es un argumento que se destruye a sí mismo si se considera que precisamente el crédito abundante –enorme- es la medicina que les ha sido suministrado a gran parte de las entidades de crédito para que no quebrasen. Si es malo proporcionar crédito a sociedades y particulares… ¿por qué ha sido bueno cuando la banca es la beneficiada? ¿Cómo puede ser que una misma cosa –el crédito- sea bueno y abundante cuando el beneficiado es el prestamista y malo y escaso cuando lo es el ciudadano?
Un hallazgo de la academia platónica es precisamente que una cosa no puede ser y no ser lo mismo al mismo tiempo… ¡Qué raro que lo sea el crédito!
Como rarito es que lo que haya salvado a los bancos y cajas intervenidos haya sido precisamente el esfuerzo de las espaldas de aquellos que han pagado o van a pagar –ellos y sus hijos- las pérdidas que en cuantía no despreciable va a significar el rescate bancario… y a los que se les niega el crédito.
Por otro lado, la universalidad de la receta: Crédito para nadie hasta que todo el mundo se desintoxique olvida que junto a empresas y proyectos que están en malas condiciones, otras muchas excelentes pueden perecer por falta precisamente de crédito. Esperar a alimentar un cuerpo hasta que este pese mucho menos olvida la necesidad diaria de renovación energética y el posible colapso del hambriento. Y es que las frases lapidarias tienen ese problema –incluso las clásicas y venerables- y es que en su universalidad son injustas para algunos… o muchos.