Madrid. En IPUR, la asociación que representa en España a la industria del poliuretano rígido empleado como aislamiento en construcción, recibimos cada semana un buen número de expedientes de jóvenes que han terminado su formación y se enfrentan a un incierto futuro laboral. Junto a ellos, nos llegan las historias laborales de profesionales con probada experiencia y conocimientos que, por la situación económica que padecemos, se han quedado fuera del mercado laboral.
Dicen los expertos, que esta crisis coincide con la generación de personas más preparada que han dado nuestras aulas. Chicos y chicas sin experiencia laboral pero con carreras universitarias, másters e idiomas que no encuentran un hueco donde desarrollar profesionalmente los conocimientos adquiridos.
Con la que está cayendo es difícil contemplar el panorama con algo de optimismo, pero hoy vengo dispuesto a hacerlo. En el sector de la edificación, uno de los más castigados por el cese de la actividad en nuestro país, surgen cada día nuevas oportunidades profesionales para aquellos que estén dispuestos a reciclarse y adquirir nuevos conocimientos.
La nueva normativa que está por llegar como el renovado Código Técnico de la Edificación, la obligatoriedad de que los edificios, tanto nuevos como existentes, cuenten con un certificado que garantice su nivel de eficiencia energética o, incluso, el control externo para que estas certificaciones se entreguen de forma correcta y veraz, abren un nuevo nicho de trabajo para los profesionales que se formen en estos nuevos campos.
Aún más allá, la eficiencia energética como sector emergente es por sí misma una inagotable fuente de creación de empleo. A finales del mes de noviembre, el Grupo de Trabajo de Rehabilitación, coordinado por Green Building Council España y la Fundación CONAMA, presentaba un informe con un plan de acción para la reorientar el sector de la vivienda hacia el de la rehabilitación energética.
Dice este informe que, por ejemplo, con la reforma y rehabilitación energética de 10 millones de viviendas hasta 2050 no sólo habremos conseguido reducir el gasto de calefacción de nuestros hogares en un 80%, sino que también se habrán generado 130.000 empleos de forma directa en los próximos ocho años.
Pero para acometer este plan de acción no sólo hace falta una decidida voluntad política de nuestros gobernantes, también tendremos que contar con profesionales que dominen el campo de la eficiencia energética y que sepan dotar a cada inmueble de la mayor capacidad para ahorrar energía, reducir sus emisiones contaminantes y mejorar su confort de forma inmediata.
Porque sinceramente, todos sabemos que ya no podremos volver a los ritmos de edificación de viviendas anteriores al estallido de la burbuja inmobiliaria, del mismo modo que los profesionales del sector hemos tenido que reconocer que bajo el ritmo frenético de construcción que vivimos hace años, se levantaron edificaciones de bajísima calidad y con graves carencias constructivas. Pese a todo, no es el momento de lamentarse de lo que hicimos o de cómo lo hicimos, sino de prepararnos para los requerimientos de un nuevo sector que exige profesionales formados y preparados.
En IPUR lanzamos en 2011 AULA PU un servicio de formación online con cuatro cursos prácticos enfocados a profesionales, profesores y estudiantes y en los que se profundiza en los asuntos clave del poliuretano empleado como aislante térmico en edificación.
Esta ha sido nuestra pequeña contribución a un sector, insisto, necesitado de profesionales formados, competitivos y que puedan desarrollar su actividad en nuestro país en lugar de tener que buscar su desarrollo profesional fuera de nuestras fronteras. Sólo contando con este capital humano podremos reorientar el sector de la edificación hacia el de la habitabilidad y contribuir, como hemos hecho siempre, al sostén económico de España.