Madrid. En este momento de fuerte caída de ventas en el sector inmobiliario, marcado por la recesión económica, el consulting inmobiliario Gilmar ha vendido en un mes, y sobre plano, el 80 % de las viviendas que componen una de las promociones residenciales más selectas en el barrio de Salamanca, en Madrid, ubicadas en en el edificio que se va a rehabilitar en el número 29 de la calle de Velázquez (V29), propiedad de Altamira, filial inmobiliaria del Banco Santander.
Sus precios de entre 1,4 y 4,4 millones no han sido impedimento para que fueran los más caros –áticos, dúplex y bajos con jardín de 600 metros cuadrados– los que mejor acogida han tenido y antes se han vendido. Quedan dos disponibles, uno de 1,8 millones y otros cuyo precio se eleva a 2,5 millones.
El edificio V29 tiene gran valor arquitectónico, con lo que el arquitecto Gabriel Allende ha logrado aunar en su proyecto la sofisticación de la facha original con la incorporación de los últimos adelantos tecnológicos. El diseño de cada vivienda, personalizado por el futuro propietario, cuenta con la aportación del interiorista Tomás Alía y de la paisajista Ana Luengo.
Es la cara de las dos promociones de lujo que tiene cuya comercialización tiene entre manos la inmobiliaria Gilmar en el madrileño barrio de Salamanca. La otra, la de la calle Juan Bravo, no va tan rápido.
El proyecto, financiado por Banif, ha quedado en cuarentena ante los problemas económicos de la propiedad, la sociedad Juan Bravo 3, creada en 2006 por la familia Ortiz como una filial de Eurosazor, su buque insignia. Se han dejado en el empeño mucho dinero. Más de 150 millones invertidos en comprar, en 2007, a Repsol y a la Mutua, sendos edificios de oficinas para su posterior demolición, redactar el proyecto y llevar a cabo la tramitación.