El Ayuntamiento de Madrid acaba de poner sobre la mesa una de sus grandes novedades urbanísticas, la de relegar el modelo centrado en la creación de nuevos desarrollos residenciales periféricos y en las actuaciones en el centro histórico, para poner el énfasis de la inversión en antiguos barrios de los distritos más alejados del centro, de cara a reequilibrar la ciudad y lograr una mayor cohesión social.
Lo ha hecho con la aprobación del Mapa de Áreas Preferentes de Impulso a la Regeneración Urbana (APIRU) y el inicio de su correspondiente periodo de información pública, la campaña comenzará a llevarse a cabo en los próximos meses.
La primera fase de un plan de regeneración a largo plazo, que arrancará con 16 millones de euros de inversión bianual, destinados a ayudar a los ciudadanos a realizar las obras en 109 Áreas Preferentes.
¿Cómo se han determinado estas zonas? Los técnicos del Área de Gobierno de Desarrollo Urbano Sostenible han analizado el patrimonio edificado de la ciudad y han definido situaciones de vulnerabilidad en los distintos distritos, partiendo de unos indicadores relativos a la edad de la edificación, su valor catastral, el porcentaje de población sin estudios o porcentaje de población envejecida.
Tras el análisis, se han delimitado los espacios físicos identificados, que suman casi 3.600 hectáreas de superficie donde viven 1,3 millones de personas, casi el 40% de la población residente en la capital.
Estas 109 áreas se localizan en barrios como El Lucero, Los Cármenes, El Pilar, Bellas Vistas, San Isidro, La Elipa o Aluche; en los cascos históricos como el de Aravaca, Carabanchel, Vicálvaro, Barajas y Hortaleza; y en un buen número de colonias como Villa Rosa, Urpisa, las Moreras, San Francisco Javier o San Fermín.
Son, en su mayoría, barrios con abundancia de vivienda social, construidos entre 1950 y 1980, con tipología mayoritaria de bloque abierto, que ahora requieren una atención prioritaria.
De los 1,5 millones de viviendas que tiene la ciudad de Madrid, el 70% son anteriores a 1980, fecha a partir de la cual se comienzan a aplicar la primera norma técnica de aislamiento en edificios.
Con una rehabilitación realizada con criterios de eficiencia energética se pueden conseguir ahorros de 70-80% de los consumos energéticos actuales.