La saturación del mercado español de centros comerciales ha puesto en liza dos tendencias, las mismas que se prevén consolidar durante los próximos meses. Por un lado, la compra a precio de derribo de establecimientos sobre los que los compradores ven posibilidades de rentabilidad a medio plazo, y aquellos otros abocados al cierre ante las nulas perspectivas de negocio ni comprándolos a precio de saldo. Entre estos últimos, el Dolce Vita A Coruña, cuya viabilidad no fue percibida por los inversores por ningún lado.
En el otro lado se sitúan aquellos anteriores inversores que prefieren rotar su cartera de activos en grandes superficies ante el débil potencial de la recuperación económica de España, con un efecto limitado en el gasto de los consumidores.
En base a esta previsión se enmarca la decisión recientemente tomada por el grupo holandés Vastned de vender ocho centros comerciales en Madrid, Barcelona, Alicante y Málaga. Lo ha hecho, con un fuerte descuento, pero ingresando 160 millones de euros, los que han pagado el fondo de inversión Baupost, en alianza con Lar y Green Oak.
Está por ver también si, al contrario de lo que sucedió con Dolce Vita A Coruña, salen adelante los proyectos de cambio de uso de algunos de estos centros, canalizando la actividad hacia otros negocios, como pueden ser los ocio o el juego.
La teoría de la inversión en este tipo de activos está ahí. Todos los días se repite hasta la saciedad. Que España es un mercado maduro y asentado, que la caída de la prima de riesgo ya resulta sostenida, que los precios ya se han ajustado y que va a empezar una nueva senda de disponibilidad financiera para endeudarse. Todo ideal. Solo falta que el consumo se dispare. Y aquí, el tirón de las pasadas Navidades ha vuelto a dejar paso a un mes de febrero donde los establecimientos han vuelto a quedarse sin la afluencia esperada.
En la actualidad hay un proceso de venta sobre el centro comercial Alcalá Magna, en Alcalá de Henares. La Sareb tiene a la venta parte del centro comercial Parque Corredor, en Torrejón de Ardoz, Madrid, que perteneció a Catalunya Caixa, pero la operación, aunque la operación está aparcada.
Los acreedores de Reyal Urbis han puesto a la venta el complejo Castellana 200 que incluye un pequeño centro comercial. Por su parte, el grupo venezolano Sambil, que en 2012 compró el centro M40 en Madrid, prepara su apertura para 2015 con un nuevo formato.
Con todo, el sector del retail estima que se llevarán a cabo más operaciones sobre centros comerciales que en los últimos tres años, siguiendo la tendencia iniciada a mediados de 2013. Antes de verano es probable que se vendan seis centros por separado y una cartera de parques comerciales. El mercado aguarda la comunicación de dos compras de centros que ultima la sociedad de capital riesgo estadounidense KKR, que recientemente ha abierto una oficina en Madrid.