Madrid. En tiempo de crisis el ajuste de gastos resulta inevitable y los hogares son los primeros lugares donde los dispendios se dejan de realizar. Se trata de arreglar lo que sea, muebles, armarios, o pequeñas chapuzas que no requieran de una mano de obra altamente especializada como pintar la casa.
Y en ese nicho de mercado las pequeñas tiendas de electrodomésticos de barrio o las grandes cadenas de bricolaje se convierten en un aliado inestimable. Tanto es así que ya se habla de una época de oro la que está atravesando el sector de distribución de bricolaje en estos años de crisis. Basta comprobar cómo se han abierto treinta centros entre el año pasado y lo que va de 2012, y otros tantos están proyectados para abrir sus puertas en los tres próximos años.
Un análisis de este mercado sirve para apreciar el dominio de las grandes multinacionales extranjeras y, en particular, por los franceses del grupo Adeo, que, a través de las enseñas Leroy Merlin, Akí Bricolaje y Bricomart, concentra más del 74% de los ingresos del mercado español del bricolaje, las pequeñas y medianas distribuidoras nacionales buscan también hacerse un hueco.
Todo ello en un contexto de competencia cada vez más descarnada en el que prima la calidad al mejor precio y en el que otras firmas de capital foráneo como Brico Depôt o Bauhaus también cuentan con ambiciosos planes de expansión.
En 2011, las principales empresas del sector alcanzaron ventas de 2.360 millones de euros, lo que supone un descenso en su facturación de un 2%. En estas circunstancias, el sector plantea ahora nuevos modelos de negocio, que reduzcan sus costes de apertura y les permitan aumentar su presencia geográfica.
Puestos a ver la concentración de estos centros existen algunos entornos, como la comarca catalana del Bages, donde el auge de estos establecimientos ha aumentado sobremanera. Basta darse una vuelta por Manresa, la capital de la comarca, para ver cómo han florecido estos centros. La empresa AKI, por ejemplo, abrió su tienda en Manresa en 2009 ya cuando la crisis económica había estallado, y los resultados saltan a la vista con una afluencia casi masiva a diario.
Los productos se venden en función de la temporada y teniendo en cuenta que el verano es la mejor época, productos como las mosquiteras, pinturas, vallas o herramientas para jardín son los más vendidos. En cambio, en invierno se venden más calefacciones o muebles de ocasión.