• La investigación, publicada en la revista Nature Scientific Reviews, centra su análisis en el área del Mar Menor (Murcia), donde la depreciación del valor del parque de viviendas desde 2015 fue del 43%, que supone 4.800 millones de euros
• Los efectos de una degradación ambiental y económica podrían ser extensivos a otras zonas naturales como en el Parque de Doñana o la Albufera de Valencia si no se protegen
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La investigación publicada en la revista británica Nature Scientific Reviews, ha analizado los procesos de degradación natural generados por la actividad humana y la depreciación del precio de las viviendas en esos entornos. Según el estudio, en el que han participado colaboradores del Departamento de Fundamentos del Análisis Económico de la UA, este hecho se confirma en el parque de viviendas de la zona del Mar Menor (Murcia), que desde 2015 se encuentra en un proceso de degradación ambiental severa. El informe señala la conexión existente entre la salud medioambiental de los entornos y el valor inmobiliario en las zonas colindantes, como consecuencia de la degradación que producen las actividades humanas como la agricultura extensiva o la desecación de los acuíferos.
Pero, además, la investigación también amplía su tesis a escenarios donde el medio natural se ve afectado por el cambio climático y cuyos efectos negativos en la biodiversidad y el paisaje también podrían afectar a la estabilidad económica de la región o el país afectado. Sin duda, el estudio vincula necesariamente salud medioambiental con la salud económica de sus entornos.
El estudio titulado ‘Impacto de la materialización del riesgo climático y deterioro ecológico en el precio de la vivienda del Mar Menor’ es fruto del trabajo del equipo que ha liderado Gabriel Pérez Quirós, investigador del Banco de España y colaborador en el Master de Economía Cuantitativa del Departamento de Fundamentos de Análisis Económico de la Universidad de Alicante, junto a Manuel Medina (estudiante de doctorado de la UA), Matías Lamas (Banco de España), y Mari Luz García (UCM).
Los resultados de la investigación en esta laguna salada de Murcia muestran una depreciación de la vivienda, en comparación con otras áreas próximas del sur de la provincia de Alicante, del 43% desde 2015, fecha del primer episodio de eutrofización, un exceso de fitoplacton que acaba con el oxígeno del agua y deteriora el ecosistema en su conjunto. Esta pérdida del valor en el parque de viviendas del Mar Menor en comparación con el incremento de precio de otras áreas turísticas cercanas representa 4.800 millones de euros en los últimos seis años.
El estudio pretende demostrar el enorme impacto económico que genera un deterioro ambiental severo, y alerta de estos efectos en escenarios futuros ante riesgos físicos generados por el Cambio Climático, tanto en lo que puede significar a la renta de los hogares, a la calidad de la cartera hipotecaria de los bancos como al conjunto de la estabilidad financiera de una región o país.
Estabilidad financiera
Asimismo, el artículo confirma la necesidad del sector inmobiliario de proteger y cuidar los entornos naturales próximos a donde se ubican sus viviendas, considerado así el medio natural también como un ‘activo’ propio al inmueble, que le confiere o le resta valor. Una experiencia, la del Mar Menor, que debería tenerse en cuenta en otras áreas naturales y sus entornos turísticos urbanos como pueden ser las inmediaciones del Parque de Doñana (Huelva) o La Albufera (Valencia), que suelen sufrir excesiva presión urbanística y medioambiental.
El informe publicado en Nature Scientific Reviews eleva sus conclusiones al ámbito financiero de un país. Los daños medioambientales además del “impacto en el valor inmobiliario, tienen un efecto directo en la estabilidad financiera de un país, como mencionamos en la sección principal. De hecho, las variables inmobiliarias son indicadores claves para medir el grado de estabilidad financiera en una economía, principalmente debido al papel de la riqueza inmobiliaria como elemento colateral”, explica el artículo. Los autores señalan en su estudio que cuando el impacto es localizado, como ocurre en el Mar Menor, su efecto es local, pero cuando se generalizan pueden tener efectos económicos adversos para economías globales, lo que demuestra que “nuestros resultados seguirían siendo indicativos de las consecuencias de un deterioro ecológico más amplio, un riesgo que, de hecho, podría materializarse más fácilmente en otros lugares a la luz de los acontecimientos adversos relacionados con el cambio climático”.