El acceso a una vivienda adecuada se ha convertido en uno de los grandes retos sociales de España, con un impacto directo en la salud mental y en la percepción de soledad no deseada de miles de ciudadanos. Las nuevas generaciones afrontan grandes dificultades para emanciparse y formar un hogar, lo que repercute en su bienestar emocional y en la cohesión social.
El último estudio del Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE), en colaboración con GAD3, confirma que las características de la vivienda influyen de manera decisiva en el sentimiento de soledad. Según el informe, más del 60% de quienes la experimentan de forma frecuente reconocen efectos negativos en su bienestar emocional. Estos datos forman parte del II Barómetro de la vivienda en España, que analiza la situación actual y las perspectivas de futuro.
Los expertos reunidos en el Senado han señalado que la vivienda debe ser un eje central en las políticas públicas, no solo por su función económica, sino también como garante de la salud y el bienestar colectivo. La escasez de oferta frente a la creación de hogares y la falta de adaptación a las necesidades de las personas son problemas estructurales que exigen soluciones inmediatas.
Datos relevantes
- 63% de los jóvenes cree que su vivienda incrementa la sensación de soledad.
- 4 de cada 10 mayores de 65 años temen quedarse solos en el futuro.
- Más del 60% de quienes sufren soledad reconocen un impacto negativo en su bienestar.
- 1 de cada 4 admite haber sentido estrés o ansiedad al buscar vivienda.
- 30% de la población planea comprar una vivienda en los próximos años.
¿Por qué la vivienda se considera hoy una pandemia social?
El mercado inmobiliario español no ofrece soluciones adaptadas a las necesidades de los ciudadanos, sino que obliga a las personas a ajustarse a lo que se les ofrece. Este desequilibrio, unido a la carestía de precios y la falta de opciones accesibles, ha generado un problema estructural que afecta tanto a jóvenes como a mayores, hasta el punto de ser considerado una pandemia social.
¿Cómo influye la vivienda en la salud emocional de la población?
Las condiciones de la vivienda repercuten directamente en la calidad de vida. Quienes perciben deficiencias en su hogar presentan mayores niveles de ansiedad, estrés o depresión, mientras que quienes viven en espacios adecuados y seguros valoran su salud emocional de manera más positiva. El bienestar en el hogar es, por tanto, un factor clave para la estabilidad mental.
La vivienda no es solo un derecho, también es un pilar de salud y bienestar social.
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CGATE y GAD3 celebran la jornada vivienda, salud mental y soledad no deseada
El Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE) y GAD3 han celebrado en el Senado la jornada “Vivienda, salud mental y soledad no deseada”, donde se ha presentado la II edición del Barómetro de la Vivienda en España.
En el encuentro se ha puesto de manifiesto el papel central de la vivienda como uno de los principales retos intergeneracionales del país y su impacto directo en el bienestar emocional y la salud mental de la ciudadanía. Según el Barómetro, más del 40% de la población española identifica la vivienda como uno de los dos principales problemas actuales, superando el 50% entre quienes residen en alquiler. Además, cerca del 30% de la población expresa intención de adquirir una vivienda en los próximos años, porcentaje que se acerca al 60% entre los menores de 30 años. En este grupo de edad, el 38%, tanto de propietarios como de inquilinos, necesitó la ayuda de sus padres para acceder a la vivienda.
Alfredo Sanz, presidente del CGATE, afirma que “en España se ha invertido la ecuación. Ahora las viviendas no se adaptan a las personas, sino que son estas las que se tienen que ajustar a lo que el mercado les ofrece. Hoy en día, podemos hablar ya del problema de la vivienda como una auténtica pandemia social de nuestro tiempo”.
Los jóvenes se emancipan tarde y con ayuda familiar, y muchas viviendas siguen sin reunir las condiciones necesarias para favorecer la convivencia y el bienestar. Esto no es solo un problema económico, también afecta a cómo los jóvenes se sienten y relacionan. “Estamos viendo cómo antes de aceptar un empleo o estudiar en otra provincia, los jóvenes tienen que buscar una vivienda, lo que es prácticamente imposible”, asegura Sanz. “Por eso reclamamos políticas decididas que garanticen viviendas accesibles, de calidad y adaptadas a las necesidades reales de las personas. Apostar por la rehabilitación, por espacios saludables y por entornos que fomenten la vida comunitaria es invertir en bienestar y en el futuro de nuestra sociedad, de nuestros jóvenes”, añade.
En lo relativo a la salud mental, uno de cada cuatro reconoce haber sentido estrés o ansiedad durante la búsqueda de vivienda, y cerca del 20% manifiesta haber tenido miedo a perder su vivienda actual o haber sufrido episodios de depresión. Por otro lado, casi el 70% de la población describe su estado emocional y mental como positivo o muy positivo. Sin embargo, este porcentaje es menor entre quienes se sienten insatisfechos con su vivienda y también resulta más bajo entre los inquilinos en comparación con los propietarios.
Narciso Michavila, presidente de GAD3, advierte de que “la vivienda es el mayor eje de desigualdad social en este momento. De poco sirve crear empleo o garantizar servicios públicos si nuestros jóvenes no pueden ni siquiera formar un hogar. Sin vivienda no hay verdadero bienestar, ni empleo estable, ni salud que se sostenga. Por eso, la perspectiva de la vivienda debe impregnar y atravesar todas las decisiones públicas y empresariales”.
Una jornada para escuchar a la sociedad civil
La sesión fue presidida por Pedro Rollán, presidente del Senado, acompañado de Pedro Piqueras, periodista y moderador de la jornada. Según Rollán, “si tenemos en cuenta la producción de vivienda (120.000 unidades al año) versus a la creación de hogares (260.000) nos enfrentamos a una colisión. La demanda es mucho mayor que la oferta”. Los organizadores subrayaron la importancia de tender puentes y plantear soluciones colectivas a uno de los grandes desafíos sociales de la actualidad.
Durante la jornada se desarrollaron dos mesas de diálogo:
• Una mesa de diálogo intergeneracional en la que participaron: Blanca Jiménez Bueno, psicóloga de la Fundación Alicia y Guillermo (organización dedicada a ayudar a las personas mayores); Lázaro González García, de la Plataforma de Mayores y Pensionista; Hugo Pérez Ayán, estudiante de Derecho y Ciencias Políticas; y María Carballo, estudiante de Economía y Ciencias Políticas.
• Una mesa sectorial y política: Gema Gallardo, codirectora de Provivienda; Juan Antonio Gómez-Pintado, presidente de Vía Ágora y presidente del Clúster de la Edificación; Javier Izquierdo, senador del Grupo Socialista y portavoz de la Comisión de Vivienda; y Sergio Sayas, portavoz adjunto del Grupo Popular en el Congreso de los Diputados y responsable de vivienda.
