Madrid. Los crudos datos estadísticos y las cifras de negocio de las inmobiliarias, que constituyen una realidad incontestable, siguen siendo pasados por alto para la realización de mil y un informes interesados respecto a la evolución a corto y medio plazo del mercado inmobiliario.
El último de estos informes, el del Instituto de Práctica Empresarial, llega a la conclusión que este año se produce por fin la anhelada convergencia entre las viviendas que se inician y las que se terminan, y que, del lado de la demanda, el equilibrio se producirá con la compra de viviendas por parte de los no residentes.
No parece que para llegar a conclusiones se hayan analizado en profundidad algunos números. Como esas compraventas realmente registradas por el INE que, entre enero y marzo, acumulaban tan solo 25.464 viviendas. Ni más ni menos. Sí, tan solo unas 280 cada día, incluidas entre ellas las decenas que no son ventas propiamente dichas, adquiridas por particulares como residencia o inversión, sino simples operaciones de dación de pago entre promotores y los bancos para reducir la deuda financieras. Si algún día el INE desglosara este aspecto el dato resultante sería más que llamativo.
Y qué decir ya sin entramos en las ventas de viviendas computadas por las inmobiliarias cotizadas. Realia, por ejemplo, solo ha sido capaz de entregar 15 viviendas en tres meses, que permitieron ingresar 2,8 millones de euros, con un margen bruto de 600.000 euros. Un año antes, la entrega de 61 viviendas posibilitaba que la facturación por este concepto fuera de 11,6 millones, y el margen bruto cinco veces mayor, de casi 3 millones de euros. A la vista de que las ventas comerciales siguen menguando, y teniendo en cuenta que quedan por vender 963 unidades de las 1.070 que forman el total de la cartera de viviendas, al ritmo actual no será antes de 2020 el año en que podrían terminar de deshacerse de toda esa cartera.
Lo mismo ha sucedido con Metrovacesa, la inmobiliaria cotizada bajo control total de los propios bancos acreedores que solo pudo entregar 29 viviendas hasta marzo, que le permitieron ingresar 5,6 millones de euros. O con Reyal Urbis, la sociedad presidida por Rafael Santamaría que vio caer su margen bruto del negocio promotor, ya que los 5,2 millones de euros obtenidos por la venta de viviendas sirvieron solo para cubrir la mitad de los costes.