Valencia. El viernes pasado al mediodía, asistí en directo a la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros y la verdad es que su análisis no soportaría un examen de economía en ninguna facultad española, aunque el propio Felipe González fuera el catedrático de turno.
Es curioso ver, como lo problemas que tenemos en la actualidad pueden ser superados por unos nuevos, en tan corto espacio de tiempo.
Nuestros gobernantes no deben acudir a más cortinas de humo. Las elecciones catalanas son un reflejo de lo que ocurrirá en las generales, aunque exista el efecto corrector tradicional de Andalucía y Extremadura y antes, se deban de realizar las Municipales y Autonómicas.
Toda España está pidiendo a gritos un cambio de gobierno. Nadie se cree nada del Presidente de turno, que nadie o casi nadie reconoce públicamente haber votado.
Esta semana teníamos un inicio complicado, con el BCE comprando deuda española sin ningún control, porque parece ya, que salvar a España es imposible. Una cosa es Grecia e Irlanda y otra muy distinta es España, cuando en Europa todo el mundo ya, da por descontada la intervención de nuestro vecino Portugal.
Pero como decíamos al principio, todo puede empeorar y nuestro gobierno no tiene otra feliz idea, que introducir en el sistema, un paquete de medidas económicas cuando el Sr. Campa tan solo hacia 24 horas que las negaba, tildándolas de innecesarias, amparándose en las oscilaciones lógicas del mercado.
El Sr. Campa Secretario de Estado de Economía, al cual me honro en conocer y califico de brillante economista, en unas manifestaciones recientes, realizadas en Barcelona con motivo de la Asamblea Anual de miembros del IESE, ya nos metió el miedo en el cuerpo, con su confianza desmedida en la economía española y su capacidad para salir de esta crisis. Esto ocurría hace un mes aproximadamente. Si hace 30 días no pasaba nada, que calado tendrán estas medidas anunciadas por el Sr. Zapatero. Que análisis habrán tenido que superar, antes de ver la luz. Es evidente la respuesta, ningún análisis, al menos, ninguno serio.
Nos movemos al capricho de los dirigentes, que se debaten, entre elegir cada minuto la medida menos mala para el País y acomodando la que se pone en suerte, entre fechas, para no dañar la imagen del Partido. Es evidente que las medidas económicas anunciadas esta semana, no podían ver la luz, con anterioridad a las elecciones catalanas.
Pero todo está muy sucio y este Gobierno no puede acudir a todos lados. Marruecos está esperando su momento para lanzar una “marcha”, cuyo color está aún por definir, pero algún sector vaticina que será “blanca” sobre Ceuta, reclamando su soberanía. La historia dice que nunca Ceuta fue marroquí, pero ahora se empecinan en reclamarla y nuestro Gobierno no da ningún signo de alerta. Es más el asunto del Sahara le está quemando en las manos y tampoco parece que pase nada.
Para este Gobierno todo es repentino. La crisis lo fue, cuando todo el mundo conocía su impacto. El paro lo fue, cuando todos teníamos amigos o familiares en el paro. La pérdida electoral de Cataluña lo fue, cuando todos se lo venían anunciando. El Sahara lo fue, cuando desde hace 30 años dejamos un solar en una esquina de África. El asunto de los controladores lo fue, cuando tenían conocimiento de su actitud, es más, cuando los controladores estaban ensayando su actitud desde hacía quince días en Galicia y el propio Pepe Blanco lo anticipo en el Consejo de Ministros previo.
Ahora toca, Castilla la Mancha, cuando el Sr. Barreda, ya está avisándolo. Ahora toca, nuevamente al parado cuando se le quitan 426 euros. Ahora toca, el déficit cuando las medidas económicas están encaminadas a tapar unos simples descosidos, cuando ya el traje esta convertido en unos arrapos sin apenas color. Ahora toca, declarar el estado de alarma, para, encañonados devolver a los controladores a sus puestos de trabajo.
Por cierto, conocen ustedes algún País, que pertenezca al G20, que sea europeo, además miembro fundador de “La alianza de las civilizaciones“, que declare el estado de alarma en su territorio y el presidente de la Nación, no aparezca en público para comunicarlo a sus compatriotas. Seguro que no, pero han adivinado el nombre.
Quizá, ahora toca, por fin, recapacitar si este gobierno esta capacitado para dirigir España.