«Aunque el voto por el ‘no’ puede haber mejorado ligeramente la posición de Grecia de cara a la negociación, no arroja luz sobre el camino a seguir. La situación económica subyacente sigue siendo acuciante y se agota el tiempo para negociar. O bien se desemboca en la salida de Grecia de la unión monetaria y su colapso total, o será necesario que el país acepte algún compromiso de última hora para llegar a un acuerdo con los líderes de la zona del euro. Estos últimos están cansados de las políticas arriesgadas y de hacer frente a las fuertes presiones políticas para no hacer concesiones a los deudores, ante una opinión pública hostil y las elecciones españolas en el horizonte.
En lo que al mercado inmobiliario respecta, un acuerdo de última hora podría generar alzas, siempre que parezca sostenible. La salida de Grecia del euro y su desplome podría ser devastador para el país y acarrear costes económicos a corto plazo para la zona del euro, pero los mercados deberían ser lo suficientemente resistentes como para capear el temporal. Esta turbulencia acarreará riesgos pero, a más largo plazo, podría ser mejor para los inversores que la zona del euro vuelva a centrarse en los demás problemas a los que se enfrenta, sin la distracción que supone Grecia».