La resiliencia urbana es la capacidad de una ciudad para restablecer su funcionamiento ante cualquier situación de crisis o incluso para evitar la situación de crisis. Barcelona lleva años trabajando en este campo y se ha convertido en un referente.
A lo largo de la historia la ciudad ha realizado acciones de mejora que la han hecho más resiliente en el ámbito urbano, tanto después de episodios climatológicos intensos, como a raíz de insuficiencias tecnológicas y de los servicios. Algunos ejemplos de ello son la red de depósitos de aguas fluviales para evitar las inundaciones en el espacio público y vertidos incontrolados en el litoral, la desaladora para los períodos de sequía o los planes de actuación de protección civil.
Aunque Barcelona no se enfrenta a grandes riesgos naturales, como ocurre en otros puntos del mundo, sí está expuesta a riesgos más propios de las ciudades como la concentración de personas o los incidentes en el ámbito tecnológico.
Después del gran apagón eléctrico del año 2007, se vio la necesidad de abordar estas situaciones de crisis de una forma más transversal. “Un fallo en una red concreta puede generar afectaciones en otros ámbitos, por eso una metodología transversal permite reducir los riesgos con mayor eficacia”, ha explicado Manuel Valdés, gerente adjunto de Infraestructuras y Coordinación Urbana de Hábitat Urbano.
La ciudad trabaja la resiliencia con un modelo innovador que configura un ciclo de mejora continua. Por un lado, el Centro de Control de Incidencias gestiona los riesgos, y a través de una herramienta nueva se pueden tratar y analizar las situaciones de crisis. Por otra parte, las mesas de resiliencia, formadas por equipos multidisciplinares, trabajan para reducir la vulnerabilidad ante riesgos relacionados sobre todo con infraestructuras y redes de servicios.
Barcelona es actualmente la sede mundial del programa de resiliencia urbana ONU-Habitat, que trabaja para aumentar la resiliencia y conseguir ciudades mejor preparadas para afrontar crisis que afecten servicios e infraestructuras. La institución seleccionó la ciudad como modelo por su metodología de trabajo.
Desde finales de 2014, la ciudad también forma parte de la red de las 100 ciudades resilientes promovida por la Fundació Rockefeller. La fundación valoró, sobre todo, el enfoque innovador de Barcelona en cuanto a la resiliencia urbana.
Además, el 24 y 25 de febrero tendrá lugar la Barcelona Resilience Experience, unas jornadas sobre resiliencia urbana centradas en el modelo de resiliencia que se aplica en la ciudad.
