En 2009, la Unión Europea aprobó reformar la Directiva de Calidad de Combustibles (FQD en sus siglas en inglés) con el objetivo de lograr que en 2020 el petróleo consumido en el sector transporte tuviera un 6% menos de emisiones asociadas a su consumo respecto a 2010.
Esta Directiva era una de las herramientas clave para que la UE lograra en 2020 cumplir con el compromiso de reducir sus emisiones de efecto invernadero en un 20% frente a las de 1990. Han pasado cinco años y la Comisión Europea tiene todavía pendiente aprobar el contenido, mecanismos y procedimientos, para ponerla en práctica.
Y hay indicios de que la Directiva no llegue a ver la luz o lo haga de una manera muy restringida. Y es que las grandes compañías petroleras han utilizado las negociaciones comerciales entre Estados Unidos, Canadá y la UE para lograr rebajar regulaciones ambientales.
La Directiva de Calidad de los Combustibles, que podría poner un freno a la entrada del petróleo procedente de arenas bituminosas -mucho más contaminante que el petróleo convencional- podría verse comprometida por las presiones en estas negociaciones.
El petróleo procedente de arenas bituminosas es un 23% más contaminante que el convencional. Uno de los dos mayores yacimientos del mundo se encuentra en Alberta (Canadá) y desde 2001 las mayores petroleras del mundo llevan importantes sumas de dinero invertidas en hacer viable su extracción y distribución.
Repsol, por su parte, ha destinado también cantidades económicas significativas a las refinerías españolas para permitir el procesamiento de este tipo de petróleos. Hace tan solo un mes, la refinería de Muskiz, recibió el primer cargamento de prueba para testar su correcto funcionamiento.
Los mecanismos de presión empleados por las compañías petroleras para bloquear esta Directiva ponen de manifiesto el interés por eliminar una norma que, de ponerse en marcha, impediría la entrada masiva del petróleo sucio procedente de las arenas bituminosas de Canadá. Unas presiones que contrastan con la tremenda opacidad con la que se están llevando estas negociaciones, y con las enormes dificultades que supone acceder a la información de los acuerdos.
Si la presión del sector petrolero es tan grande es porque la única manera de hacer viable la explotación del petróleo de las arenas bituminosas de Canadá es a través del mercado europeo, ya que el mercado de EE UU se encuentra saturado. Pero si todo este petróleo acaba llegando a Europa, se pondrá en riesgo el compromiso climático de la UE para 2020, y la Unión seguirá agravando su enorme contribución al calentamiento con impactos irreversibles sobre los recursos naturales.