Madrid. En el día de ayer, en Vitoria, en un desayuno de trabajo organizado por la asociación SEA-Empresarios Alaveses bajo el título «La respuesta a las necesidades de financiación de la empresa vasca» el presidente de Kutxabank, Mario Fernández, hizo unas interesantes declaraciones sobre la situación del empleo y la financiación de autónomos y pequeñas empresas en su región. Probablemente, esas manifestaciones hubiesen ocupado un cierto espacio en los medios de comunicación locales y perdido actualidad al poco tiempo, si al lado de unas declaraciones sensatas, el citado Señor del Dinero, en un exceso verbal impropio de su posición, no las hubiese echado a perder y suscitado una fuerte polémica que perdurará un tiempo y que no le ayudará precisamente a aumentar el número de sus simpatizantes.
Fernández se ha referido al proyecto de Eurovegas como "casa de putas" al decir que "salvo un norteamericano que quiere montar una especie de casa de putas cerca de Madrid, nadie va a crear 2.500 puestos de trabajo en un día". Que esto haya sido dicho en un contexto en el que se indicaba que la oferta de empleo es creada mayoritariamente por las pequeñas empresas y autónomos, no justifica en modo alguno el “exabrupto” del directivo, sino que les hace perder relieve frente al estallido verbal y la mala educación que significa calificar como “casa de putas” un proyecto como el de Eurovegas.
Y eso me ha hecho recordar una historia antigua que le voy a relatar: A un conocido, de profesión arquitecto y con una larga y prestigiosa carrera profesional, le escuché, tras su jubilación, que a lo largo de su carrera había realizado multitud de proyectos de toda clase, alguno de ellos insólitos o al menos peculiares, pero lo que nunca había podido proyectar era “una casa de putas” y que le hubiese gustado hacerlo. Como esas manifestaciones se produjeron en un ambiente festivo, desinhibido y con muchas risas alrededor no sé yo si revelaban un simple comentario por la ausencia técnica en su curriculum de diseño de ese tipo de inmueble o si además revelaban algo más. Dada la extremada competencia, habilidad y éxito del arquitecto también con las señoras de todas clase, aunque no puedo afirmarlo no me causaría extrañeza si así lo hubiese sido.
Como no conozco al Sr. Fernández y sus manifestaciones no se hicieron en un ambiente festivo sino muy serio, nada puedo decir sobre el uso semántico de su expresión “casa de putas” y sus connotaciones erótico-festivas pero lo que sí puede advertirse en ella es el carácter despectivo y minusvalorador hacia un proyecto de inversión que otras autoridades han calificado como importante, que tendrá –de realizarse y entre muchos otros- un efecto importante en el empleo del lugar en el que se instale y, que yo sepa, nunca ha descalificado la actuación de los Señores españoles del Dinero en estos años, en ningún área. Y que quizás, por lo escuchado también ayer, en la comparecencia del ministro de Economía Sr. De Guindos ante la comisión de Economía del Congreso, pudieran –como el resto de los españoles- encontrar sobrados motivos para la crítica.
No sé si finalmente habrá comisiones de investigación parlamentarias para analizar las conductas de los Señores del Dinero al frente de las entidades bancarias que han dirigido en estos años, pero le aseguro que de producirse ese hecho, fuesen cuales fuesen las consecuencias de la investigación, nosotros nunca llamaremos a esas entidades, ni en broma ni en serio, “casas de putas”.
Miguel Villarroya