Madrid. La Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales FAES ha celebró ayer la XXV reunión de su Observatorio Económico bajo el título ‘El futuro del euro’. En el debate, en el que han participado el catedrático emérito de la Universidad de Colonia y ex presidente del Consejo de Expertos Económicos de Alemania, Juergen Donges; el asesor económico del candidato a primer ministro de Portugal, Pedro Reis; el catedrático emérito de la Universidad de Alcalá, Antonio Torrero; el presidente del Tribunal de Defensa de la Competencia de Madrid, Pedro Schwartz; y el premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, Juan Velarde, se han reclamado políticas económicas coherentes por parte del Gobierno para recuperar la credibilidad y la confianza de los mercados y volver a la senda del crecimiento.
Juergen Donges ha declarado que “no hay crisis del euro” para señalar, por el contrario, que “el problema fundamental es que en la zona euro hay unos países que por diversas razones se encuentran en una situación de sobreendeudamiento y a esto se añade una debilidad estructural de crecimiento económico en países como Grecia y Portugal”. “Si el problema que tenemos viene de determinados países, también sabemos dónde hay que actuar y tomar medidas para resolverlos. No en Bruselas, sino en Atenas, en Lisboa, en Dublín o en Madrid”, ha proclamado.
Donges ha subrayado la importancia de la credibilidad para volver a la senda del crecimiento en estos países y ha recalcado, en referencia a España, que “el Gobierno tiene una gran oportunidad de reducir algo la incertidumbre. Eso consiste en configurar políticas económicas coherentes y no solo anunciarlas y jactarse de ellas sino aplicarlas. Hay un déficit enorme en este país entre la retórica y lo que se hace”. “El problema que tiene el Gobierno de España es que una vez que ha puesto en juego la credibilidad le va a costar muchísimo recuperarla […] Este Gobierno ha perdido la credibilidad y, mientras siga, este país va a estar necesariamente en el foco de los mercados”, ha remachado.
PESO DEL ESTADO
Pedro Reis, asesor económico del candidato a primer ministro de Portugal, ha hablado sobre la situación portuguesa. En su opinión, “el euro no es el problema de fondo del gasto de la economía, sino que el problema es anterior” y consiste en la suma del histórico “peso del Estado” y la falta de “competitividad de las empresas”, que “se ha agravado en los últimos años”.
Reis ha señalado que la pérdida “en términos de competitividad” se ha debido a “la falta de atención al sistema monetario”, lo que ha obligado a Portugal, “tras la inflación del euro, a afrontar sus problemas estructurales y cuya consecuencia ha sido la explosión del endeudamiento de los particulares y el endeudamiento de las empresas”. “Hemos llegado a esta situación” mediante “un crecimiento anémico” en el que “el Estado no ha recortado su realidad orgánica actual y la ha tenido que complementar con una carga dramática de subida de su fiscalidad”, ha indicado.
De esta forma, ha concluido diciendo que es necesario un “trabajo de austeridad, única salida para reformar el crecimiento”. Reis ha explicado igualmente que en Portugal se debate sobre “la salida del euro” y sobre “la reestructuración de la deuda y la armonización fiscal”, pero “solo hay una manera posible de salir de la situación actual: cortar las competencias del Estado, relanzar el crecimiento económico y solventar los daños de competitividad”.
ACEPTAR LA REALIDAD
Al hilo de la intervención de Donges, Antonio Torrero ha afirmado que “Grecia, Irlanda y Portugal tienen necesidades de financiación cuantiosísimas, altos costes financieros y expectativas negativas de crecimiento económico”. A su juicio, en el caso de España “la gestión de la crisis ha sido nefasta. Nos hemos endeudado, hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y el Gobierno se ha negado a aceptar la realidad”. El catedrático de la Universidad de Alcalá ha lamentado, en este sentido, que “si se hubiera realizado un programa de estabilización en toda regla dirigido por alguien con credibilidad y prestigio, habría sido posible llevar a cabo una operación de ajuste con razonables posibilidades de éxito”.
El ponente ha apostado por reformar el mercado de trabajo “eliminando la arcaica negociación colectiva al margen de la realidad empresarial”. En el ámbito económico, también ha reclamado el apoyo al mundo empresarial “en todos los aspectos” así como la normalización del crédito bancario. “España está forzada a la reducción de los costes empresariales y a la austeridad en el gasto público” en lo que ha calificado como “un camino duro que exige constancia y esfuerzos” para no colocarnos “al borde del abismo como están hoy Grecia, Irlanda y Portugal”.
PERMANENCIA EN EL EURO
El premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, Juan Velarde, ha señalado, por su parte, que “España se encuentra en estos momentos por voluntad propia en la zona del euro y su abandono originaría una catástrofe”. Por ello, ha indicado que “es obligado a futuro permanecer en el euro. Una salida sería desastrosa porque originaría una marcha gigantesca de capitales”.
En este terreno, Velarde ha llamado a “mantener la estabilidad económica, política y social para jugar con una novedad favorable: el cambio de la renta de situación de España”, que “al estar rodeada por primera vez en la historia por una de las pocas grandes corrientes de tráfico mundial, puede atraer sumas importantes de capital extranjero a largo plazo porque las condiciones institucionales de nuestro país pasarían a ser muy altas”, ha concluido.
CRECIMIENTO IMPRESCINDIBLE
Por último, el presidente del Tribunal de Defensa de la Competencia de Madrid, Pedro Schwartz, ha indicado que, “para servir la deuda, un país tiene que crecer y no tanto que recortar”. “La duda es que esos países con dificultad no vamos a crecer” a no ser que hagamos “la reestructuración por el recorte del gasto”, casos en los que “el crecimiento llega antes pero con cierta debilidad”, ha proseguido.
Por ello, su propuesta se ha centrado en el estudio de la “reestructuración ordenada de la deuda, que se alivie su peso” y “se pueda negociar”, como “se ha hecho con mucho éxito en Argentina y en Rusia mediante la renovación o la redenominación de la deuda existente con una quita importante y nuevos bonos avalados por una institución como la Unión Europea”. El problema, desde el punto de vista de Schwartz, es que “se ha pensado en el euro como una moneda política”, lo que ha dado lugar a una situación que ha calificado de “irónica” ya que, aunque “pretendía ahondar la unión de los europeos, ha dado lugar a una pelea de patio de vecinos”.