Mañana miércoles podrá comprobar el Ayuntamiento de Madrid si alguien está dispuesto a pagar 15,5 millones de euros por hacerse con un solar residencial sobre el que promover la construcción de 350 viviendas en una de las mejores zonas del barrio de Carabanchel. A ese precio se vende, ya en cuarta subasta, la cochera de Buenavista. La que se celebraría, de resultar desierta la tercera una semana antes, el próximo 15 de noviembre.
Si este fuera el anuncio, sin más detalles, alguno diría que tiene buena pinta. Pero, claro, hay gato encerrado. Los datos son ciertos, pero también que el subsuelo de la parcela está contaminado por las filtraciones que durante décadas se produjeron durante el uso del solar como cochera de la Empresa Municipal de Transportes (EMT).
Hace siete años, el Ayuntamiento perdió su gran oportunidad de hacer un negocio redondo con este activo, cuando la empresa Gedeco ofreció 75 millones de euros por la compra del solar. Una operación que no llegó a cerrarse al comprobar el consistorio capitalino que no era el único titular.
Ahora, ya con una rebaja superior al 70%, se intenta colocar el activo, aunque, claro, el que lo adquiera ya conoce la peculiar carga que pesa sobre el solar. No se trata de una deuda financiera, sino de un hándicap medioambiental.
La parcela de Buenavista está sujeta a declaración de suelo contaminado, emitida por la Comunidad de Madrid el 15 de enero de 2009, donde se especifica que deberá extraerse y ser tratado todo lo que presente concentraciones superiores a 500 mg/kg en TPH (total petroleum hydrocarbons).
En este caso, hay que tratar 15.688 metros cúbicos hasta dejarlos en un máximo de 500 mg/kg, remover 28.340 metros cúbicos de suelo limpio y gestionar como residuos no peligrosos 3.292 metros cúbicos de hormigón. El Ayuntamiento se comprometió hace cuatro años a hacerlo pero en lo único que ha avanzado es en establecer, junto con la Comunidad de Madrid, que la técnica de la biopila es la adecuada.
Lo que sí deja claro el Consistorio es la obligación del adjudicatario de subrogarse en la EMT en las labores de descontaminación, lo que implica asumir un pago máximo de 1,38 millones de euros, la misma cantidad que, antes del otorgamiento de la escritura, deberá constituir como garantía en una cuenta bancaria. Será devuelta una vez que se dicte resolución relativa a la plena descontaminación o se cancele la nota del Registro de la Propiedad.
Asumir una repercusión de casi 2.800 euros por metro edificable (el que conllevaba la oferta de 75 millones de Gedeco) es una locura visto ahora, pero en el punto álgido del boom no lo era tanto. De hecho, las principales promotoras ofertaron. Ese precio hubiera obligado a vender los pisos por encima de los 4.000 euros el metro. Ahora saldrá mucho más barato, si es que alguien, visto lo visto, se atreve a comprar el solar.