Madrid. Ya sólo un último paso para que el plan parcial de la prolongación del madrileño paseo de la Castellana, la conocida como Operación Chamartín, sea aprobado. Tras recibir el visto bueno de la Comisión Municipal de Urbanismo, será el Pleno del próximo 25 de febrero el que lo ratifique de forma definitiva. Un hito que supondrá el fin del estancamiento de esta iniciativa en la que están implicadas las tres administraciones, central, autonómica y local, desde hace más de veinte años. Llevar a cabo esta vasta actuación urbanística supondrá la construcción de más de 16.000 viviendas, 4.000 de ellas protegidas.
El convenio urbanístico definitivo fue firmado el 23 de diciembre de 2008 entre el Ayuntamiento, la Comunidad, el Ministerio de Fomento, Adif, Renfe y Desarrollo Urbanístico Chamartín (DUCH), la empresa promotora de la que forman parte el BBVA y el Grupo San José.
La inversión necesaria no bajará de los 11.000 millones de euros, que se supone saldrán en buena parte de los beneficios que se obtengan de la propia actuación. El reparto recogido en el convenio cifra en 1.800 millones los necesarios para las obras de urbanización e infraestructuras, otros 5.650 millones par levantar viviendas y oficinas, 1.100 más serán los necesarios para dotaciones públicas y los 2.400 millones restantes se destinarán al by-pass norte, a la remodelación de Chamartín y a otras actuaciones ferroviarias del Ministerio y el Ayuntamiento.
El proyecto generará 20.000 puestos de trabajo durante los doce años que se prevé dure su ejecución. Una vez finalizada la operación, se crearán 68.000 empleos estables en las oficinas y otros equipamientos terciarios que se abran en el nuevo ámbito, como hoteles, superficies comerciales y equipamientos privados. Además, contará con una nueva línea de Metro que discurrirá subterránea a lo largo de la prolongación del actual Paseo de la Castellana. Esta línea partirá desde la estación de Chamartín en dirección norte y contará al menos con cuatro paradas a lo largo de este eje.
La operación provocará que el paseo de la Castellana se cruce con las carreteras de circunvalación M-30 y la M-40, para lo que será necesario enlazar el Nudo Norte con la M-30 y el Nudo Fuencarral con la M-40. Para garantizar la fluidez del tráfico y una correcta comunicación entre los barrios situados a ambos lados de la futura prolongación del Paseo de la Castellana, el proyecto ha incluido la creación de cinco grandes avenidas transversales, una de ellas subterránea, que se repartirán regularmente a lo largo de toda la vía.