Tras llevar a su definitiva liquidación a Martinsa-Fadesa, el empresario Fernando Martín ha vuelto, a la chita callando, a la actividad inmobiliario. Se ha unido a Juan Manuel Reyes, promotor de la localidad onubense de Lepe, en la sociedad Apolodoro Investments, constituida en junio de 2016.
La reaparición de Martín en el sector inmobiliario se produce de manera simultánea al final de los concursos de acreedores de algunas de sus empresas patrimoniales, como Almarfe o Femaral (acrónimos de su nombre y apellidos), que Martín tampoco pudo rescatar y han acabado siendo liquidadas, como ya lo hicieron Fercler, Marplus, Jofemafe e Inomar.
Algunas de estas empresas fueron llevadas a la quiebra por el propio Martín inmediatamente después de la entrada en concurso de Martinsa en julio de 2008. Lo hacía para salvaguardar un patrimonio que, entonces, se valoraba en 250 millones. De esa manera, evitaba que los acreedores de Martinsa pudieran ejecutar avales a través de su fortuna personal.
Aunque en la solicitud de concurso de sus tres empresas, Martín aseguraba contar con una deudas totales de 32 millones y no disponer de liquidez suficiente para abonar el pago inmediato de 11 millones, lo cierto es que el informe elaborado por los administradores concursales revelaba que el monto de lo adeudado era muy superior, de unos 185 millones de euros.
Al margen del patrimonio que finalmente pueda mantener tras la liquidación de todas estas empresas, Fernando Martín lograba embolsarse, entre 2008 y 2014 -durante la tramitación del concurso de Martinsa-, cerca de 17 millones de euros, a razón de unos 250.000 euros mensuales.
La mayor parte, unos 15 millones, percibidos como consejero único de la inmobiliaria. El resto, a través de la representación, en el consejo de Martinsa, de FT Castellana Consultores Inmobiliarios, Femaral y Almarfe.
El nuevo socio de Fernando Martín lleva varios años intentando hacer negocios en Sudamérica. José Manuel Reyes, que había constituido en Lepe la sociedad Desarrollos Inmobiliarios Alegra Marbella en octubre de 2014, trasladó hasta este país latinoamericano la misma razón social para dar cuerpo a una empresa formada por capitales peruanos y españoles, entre estos Inmo 10 y Grupo Blasco.