“No se lo vamos a dejar todo a los extranjeros”, comentaba hace unos días Ignacio Garralda, presidente de la Mutua Madrileña, para dejar caer que la aseguradora está tanteando el mercado en busca de cerrar alguna operación con la compra de algunos de esos edificios de oficinas que se están ofreciendo a manos llenas a los fondos internacionales. E incluso, si la oferta resulta interesante, abordar alguna desinversión.
Se busca con ello, con los actuales bajísimos tipos de interés, obtener una rentabilidad mayor que la que ahora obtiene por su dinero. Operación que no iría encaminada a aumentar el portfolio de sus estratégicos activos situados en la zona prime del madrileño paseo de la Castellana, que se mantienen con vocación de permanencia en el tiempo y la obtención de unos notables ingresos de rentas recurrentes, sino a obtener una cuantiosa plusvalía en el menor tiempo posible, de dos a cuatro años.
A lo largo de estos años de crisis, Mutua Madrileña se ha mantenido con una presencia inversora en el mercado inmobiliario terciario muy alta, triplicando, con un 24%, lo que la media del sector de las aseguradoras tiene depositado en este sector.
Y, además, le ha servido para disponer de un colchón de liquidez más que aceptable para los tiempos que corren. Pese a la fuerte caída de los precios, la exclusividad de sus inmuebles ha permitido que la valoración apenas se haya visto reducida en unos 200 millones en los últimos cinco años, de aquellos 1.665 millones de euros contabilizados en 2008 a los 1.465 millones de ahora. Minusvalías derivadas del ajuste de las rentas, por una parte, y de la desinversión de dos activos realizada en 2009.
De lo que sí se ha lamentado Garralda es de haber dejado de pasar la oportunidad de comprar activos en plazas europeas como Londres y París, ya que, de haberlo hecho, como lo hicieron otros en 2009 o 2010, hoy estaría recogiendo los frutos de unas importantes revalorizaciones.
La aseguradora madrileña, con un 25% de su cartera invertida en edificios emblemáticos de la capital, es, junto al fundador del Grupo Inditex, Amancio Ortega, el gran casero del paseo de la Castellana. Y, como tal, no le están faltando ofertas para que venda. Puede que se llega a cerrar alguna operación de venta, pero evidentemente no a los precios que se barajaban hace un año. La tímida pero progresiva recuperación que se está viendo desde el pasado otoño ha provocado un incremento de los precios.