Madrid. El anuncio de la elección de Madrid como sede EuroVegas parece acelerarse. En dos o tres semanas, a más tardar, su promotor, Sheldon Adelson, presidente del conglomerado empresarial Las Vegas Sands, quiere definitivamente dejar resuelto este cabo. Y, además, acaba de anunciar un aumento de la inversión inicial prevista. En lugar de los 17.000 millones de euros barajados, el monto podría ascender a 26.000 millones. Ha sido el propio Adelson quien realizaba la cuantiosa matización. Y lo hacía desde Macao, el enclave chino donde acaba de inaugurar otro de sus casinos.
Una inversión estratosférica que ha abierto los ojos a los dirigentes madrileños y catalanes. Aunque no a todos. El alcalde de Barcelona, Xavier Trias –seguramente ya con información privilegiada de que la Ciudad Condal ha quedado descartada en la pugna– ha comentado que Barcelona no necesita a EuroVegas, porque la capital catalana se distingue por ser una ciudad de cultura y de conocimiento, de capacidad industrial, de turismo y de comercio. Él sabrá.
Afirmaciones en tono pesimista que se unen a las limitaciones a la construcción de rascacielos en la zona elegida junto al aeropuerto de El Prat, y que contrastan vivamente con la alfombra que han puesto en Madrid a la llegada de este maná inversor.
De forma paralela a las negociaciones que se vienen manteniendo desde hace ya un año entre los dirigentes regionales y los directivos de Las Vegas Sand –algunos de ellos prácticamente ya instalados en Madrid de forma permanente–, el Gobierno regional, presidido por Esperanza Aguirre, anda metido en una dinámica negociadora interminable para adecentar La Cañada Real, el enclave altamente desarticulado y con numerosas infraviviendas localizado justo al lado de Valdecarros. La zona de la capital barajada como la más idónea para instalar el megacentro, aunque la opción de Alcorcón sigue estando sobre la mesa.
Tanta es la necesidad de que este enclave, dejado de la mano de Dios desde hace medio siglo, tenga un aspecto más lustroso antes del verano que esta misma semana la Comunidad de Madrid anunciaba su intención de reunirse todos los días con los implicados en tema. “Se trata de un Plan de Trabajo ambicioso donde abordaremos de manera transversal las diferentes necesidades de la zona y marcaremos las áreas prioritarias de actuación del fututo acuerdo marco de contenido social que dará solución a la Cañada Real”, apuntaba Salvador Victoria, el consejero madrileño de Asuntos Sociales.
Un plan que se extenderá hasta el 31 de julio, programado de forma detallada para que todos los lunes se celebren reuniones entre los técnicos de la Consejería de Asuntos Sociales y representantes de la Delegación de Gobierno u otras Consejerías, los martes serán los responsables del Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid los que se reunirán con los de la Consejería, los miércoles le tocará el turno a Coslada, el jueves a Madrid y los viernes se reservarán para comentar las novedades con las asociaciones de vecinos.
Reuniones técnicas en las que se contextualizará el marco territorial y normativo según censo y caracterización de la Cañada Real, en lo referido a su ubicación y delimitación geográfica, aspectos urbanísticos y medioambientales, densidad y distribución de viviendas, infraestructuras básicas, movilidad y transporte, equipamientos básicos: educación, sanidad, servicios sociales y aspectos de seguridad ciudadana.