El Consejo General de la Arquitectura Técnica de España ha confirmado que cerrar la puerta del dormitorio durante la noche puede triplicar la concentración de CO₂ en interiores, superando los niveles saludables recomendados. Según un estudio práctico realizado junto a la empresa UnaBiz en una vivienda de Madrid, las mediciones con tecnología inteligente revelaron que los niveles de dióxido de carbono superaban con frecuencia las 2.500 ppm durante las horas de sueño, especialmente con ventilación cerrada. Esta cifra multiplica por tres el umbral considerado aceptable para garantizar una buena calidad del aire y evitar problemas de salud.
La investigación advierte sobre los efectos negativos del aire viciado en la salud respiratoria, cognitiva y cardiovascular, además de su impacto en el descanso. Un 84 % de las viviendas analizadas ya en 2022 por el CGATE superaban los 900 ppm durante el descanso, y un 10 % llegaban a cifras críticas. Estos datos han sido corroborados por nuevas pruebas realizadas con dispositivos basados en tecnología Sigfox, que monitorizan en tiempo real CO₂, temperatura y humedad. El estudio evidencia la urgencia de mejorar la ventilación nocturna para reducir riesgos invisibles en el hogar.
El CGATE insiste en la necesidad de promover gestos sencillos, como dejar puertas abiertas por la noche, y en políticas de concienciación sobre calidad del aire interior, a menudo ignorada en los hogares españoles. Puedes consultar los datos completos en la infografía oficial del Consejo General de la Arquitectura Técnica.
¿Por qué influye dormir con la puerta cerrada?
- ¿Qué efectos tiene una mala ventilación nocturna?
Se acumulan altos niveles de CO₂, lo que provoca problemas de sueño, fatiga y riesgo cardiovascular. - ¿Qué niveles se consideran críticos?
El umbral saludable es de 900 ppm; con la puerta cerrada se alcanzan hasta 2.500 ppm durante 9 horas. - ¿Cómo se han realizado las mediciones?
Con sensores inteligentes en viviendas reales, comparando noches con puerta abierta y cerrada.
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El CGATE alerta del riesgo sanitario por alta concentración de CO₂ al dormir sin ventilar
El Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE) y UnaBiz, proveedor e integrador global de servicios IoT masivos a través de diferentes tecnologías de comunicación, se han unido para concienciar sobre la crucial importancia de la calidad del aire interior y sus repercusiones directas en nuestra salud y bienestar. Esta colaboración se materializa tras meses de trabajo conjunto y nuevas mediciones que refuerzan la necesidad de prestar atención a este factor a menudo olvidado.
La calidad del aire interior es un elemento clave para garantizar la salud y el confort en los edificios. Un aire viciado con elevadas concentraciones de contaminantes, como puede ser el CO2, no solo afecta a nuestro sistema respiratorio, aumentando los episodios de enfermedades como el asma o la proliferación de alergias, sino que también nos impacta directamente a nivel cognitivo (incrementa el riesgo de padecer demencias), circulatorio (relacionado con embolias) e, incluso, puede provocar problemas de descanso y falta de sueño.
Además, la salubridad del aire está condicionada por la ventilación y las actividades que se realizan en los espacios interiores, siendo el período nocturno el que suele registrar las mayores concentraciones de CO2. Un reciente estudio práctico llevado a cabo por el CGATE y UnaBiz en una vivienda de Madrid ha puesto de manifiesto la drástica diferencia en la concentración de CO2 en función de la ventilación nocturna. Este estudio se hizo posible gracias a la instalación de sistema inteligente, de bajo consumo y alta eficiencia, basado en la tecnología Sigfox 0G con capacidad de monitorizar los niveles de CO2, temperatura y humedad en tiempo real
Al analizar durante siete días consecutivos, se observó que la persona que dormía con la puerta cerrada en el primer día experimentó un aumento de la concentración de CO2 a un ritmo cuatro veces superior en comparación con el segundo día, en el que durmió con la puerta abierta. Esto se repitió durante la semana confirmando esta correspondencia.
“La concentración máxima de CO2 durante el periodo de pernocta, con la puerta cerrada, llegó a ser tres veces superior en comparación con la noche en que la puerta permaneció abierta. Durante los periodos de ocupación (con un promedio de estancia de 8 horas y 50 minutos), todos los promedios de concentración superaron las 1000 ppm, alcanzando incluso 2500 ppm durante 9 horas continuadas”, explican desde el Consejo.
Estas mediciones corroboran los datos obtenidos en 2022 por el CGATE y recogidos en el estudio de «Calidad del aire interior», donde se puso de manifiesto que un 84% de las viviendas evaluadas superaban los umbrales de concentración de CO2 recomendados (menos de 900 ppm) y un 10% se situaba por encima de las 2.500 ppm durante los períodos de descanso.
«Estos resultados fueron una llamada de atención clara sobre la necesidad de tomar medidas para mejorar la calidad del aire en nuestros hogares, incluso con gestos tan sencillos como abrir una puerta», afirman desde el Consejo.
Ante estos datos, el Consejo General de la Arquitectura Técnica insiste en la necesidad de llevar a cabo una ventilación adecuada de los espacios interiores, renovando el aire y reduciendo la concentración de partículas nocivas para la salud.