Madrid. En El Mundo.es, en un artículo titulado: ‘Los Robin Hood del sector inmobiliario’, leemos que su corresponsal en París (Francia), Raquel Villaécija, señala la existencia en Francia de una especie de ONG –Red de Solidarios para la Vivienda- que se dedica a hacer de agencia inmobiliaria… para pobres: “Son los Robin Hood del sector inmobiliario: negocian y regatean pisos a los ricos para ofrecérselos a los pobres.”
Bien, si Cáritas y otros se dedican a asistir a los necesitados con diferentes tipos de ayudas tales como: comida, ropa, alojamiento, etc., el salto conceptual de esta idea a la de proporcionar otro tipo de servicios tales como el de intermediación inmobiliaria es fácil, así que, ya sea porque nosotros sí creemos en la caridad (o en el altruismo, si no se es creyente) ya sea porque contra la realidad es difícil oponerse, habrá que saludar este nuevo parto inmobiliario.
Queremos resaltar, aunque es evidente, la diferencia con iniciativas aparentemente similares en España. Las oficinas públicas de alquiler o las empresas municipales de vivienda -municipales, autonómicas o estatales- no podrían satisfacer a esos “clientes” que apenas tienen nada. La excepción podríamos encontrarla cuando se trate de realojamientos casi gratuitos para la población marginal, en las que sí cabría la comparación.
Sólo haremos notar que ese movimiento, que suponemos se financia con fondos públicos aunque podría hacerlo con aportaciones privadas, no parece que vaya a constituir un fuerte competidor en el mercado de la intermediación inmobiliaria francesa, dado el público objetivo al que se dirige pues sus clientes, nunca podrían comprar o alquilar a precios de mercado aunque sólo fuera –más allá de su capacidad económica- por las exigencias que las operaciones de compraventa o alquiler llevan incorporadas para sus demandantes.
Así que, como acción solidaria con los más desfavorecidos de nuestra sociedad, le damos la bienvenida al ruedo inmobiliario. ¡Felicidades, abuela!
Miguel Villarroya Martín