Hacienda quiere ir a lo seguro a la hora de contar con ingresos recurrentes asegurados en materia de vivienda. Como el tema de la compraventa está expuesto a unos vaivenes inciertos y nunca se sabe lo que se puede ingresar por este concepto, la próxima reforma fiscal va a seguir incidiendo en aumentar la imposición sobre la tenencia, espcialmente en aquellos propietarios de segundas residencias sin alquilar.
De esta manera, serán cientos de miles de viviendas, especialmente en las costas, las que se verían afectadas. Apartamentos que, en la mayoría de los casos, solo se habitan en periodos vacacionales o, si se alquilan, lo hacen de manera esporádica y, en muchos casos, sin contrato alguno.
Hasta ahora, los propietarios de segundas viviendas que no estén alquiladas deben incluir, en su declaración del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF), o el equivalente al 1,1% del valor catastral del inmueble o el 2% si la última revisión catastral si hizo con anterioridad a enero de 1994. Y, sobre el importe resultante, se aplica el marginal que varía entre el 24,75% hasta el 52% en función del nivel de renta del contribuyente.
Con la revisión fiscal que se plantea, el Gobierno modificará esta fórmula de tributación en la reforma fiscal y se plantean varias opciones. Desde elevar el porcentaje de imputación, hasta idear un sistema completamente nuevo para que el impuesto sobre la renta refleje el patrimonio de los contribuyentes.
Lo que se persigue es que el retroceso de la actividad, como ocurre con la menor compraventa de viviendas, provoque una caída exagerada de los ingresos públicos, como sucede en el resto de los países europeos. En 2008, el PIB nominal avanzó un 3,3% y, sin embargo, la recaudación tributaria del Estado se derrumbó un 13,6%. Un año después, ese PIB nominal retrocedió un 3,8% y los ingresos fiscales cayeron en un porcentaje mucho mayor, un 17%.
Ya en el Programa de Estabilidad, el Gobierno sugería la necesidad de abordar un incremento de los impuestos por uso frente a los que gravan la transmisión de la propiedad. Y la misma idea se recoge también en el informe de los expertos sobre la reforma fiscal, que abogaban por reducir la fiscalidad a la compraventa de viviendas a cambio de incrementar el coste tributario de la propiedad, ante la evidencia de que los tributos que gravan la mera tenencia de viviendas han logrado soportar la crisis frente aquellos que se aplican sobre la compraventa, como ocurre con el IBI.