Los bancos españoles no paran de recibir circulares del Banco de España para que saneen sus balances de una vez por todas, y dejen ya de marear la perdiz con artificios financieros para dar beneficios y repartir dividendos a sus accionistas. Ahora, es precisamente el pago de esos dividendos el que se pone en entredicho.
El supervisor somete a consulta una circular en la que explica que el saldo de esa provisión genérica sobre el ladrillo que las entidades financieras no hayan utilizado para la constitución de coberturas específicas –por reclasificaciones posteriores debido a que esos activos finalmente se han revelado insanos en alguna medida– no podrá apuntarse como beneficios. O sea, que no podrán elevar su resultado neto ni, claro, destinar ese importe a remunerar a sus accionistas a través de dividendos. Y sí para cubrir otros riesgos.
Hablamos de unos 38.000 millones de euros, los que se tuvieron que aportar en los dos decretos del pasado año aprobados por el Gobierno para el saneamiento del sistema financiero de los miles de millones en activos tóxicos inmobiliarios acumulados.
El nuevo texto que se prepara tiene como objetivo dar cumplimiento a la Ley sobre saneamiento y venta de los activos inmobiliarios del sector financiero. La aprobación de la circular, cuyo trámite administrativo se inicia ahora con la consulta sobre el proyecto, está prevista antes del 28 de febrero de 2014, pero deberá ser tenida en cuenta por las entidades de crédito al formular sus estados financieros de 2013.
El proyecto de circular enumera las categorías de activos a los que las entidades de crédito podrán asignar dichos saldos remanentes: dudosos, adjudicados, participación en el capital de inmobiliarias y activos intangibles. Las entidades deberán presentar al supervisor bancario un informe sobre las coberturas constituidas y aplicadas, junto con las razones por las que el saldo remanente constituido sobre riesgos calificados como normales, en diciembre de 2011, responde a riesgos que continúan en la misma categoría al cierre del ejercicio 2013.
La nueva circular llega a las entidades el mismo día que el Gobierno permitirá a la banca contabilizar como capital parte de los activos fiscales diferidos. No serán los 50.000 millones que, bajo este concepto, acumulan los bancos en sus balances. Solo unos 30.000 millones, pero mejor eso que nada. Son gastos que no se han podido deducir, relativos a provisiones o aportaciones a los planes de pensiones.