Madrid. Que los Señores del Dinero y los ciudadanos no tenemos mucho en común era algo presumible. Y aunque ellos decían que no, que eso era tan sólo un burdo rumor de gente maldicente, el hecho es que otros pensábamos que algo diferente deberían tener para haber alcanzado tan grandes alturas económicas –y tan grande poder sobre los políticos- que los ciudadanos corrientes no podíamos ni entrever. Y entre sus capacidades extraordinarias, asistíamos atónitos al ver como aún en las escasas ocasiones que eran llevados a juicio –salvo la notable excepción de Mario Conde- o bien se les indultaba al final del proceso en el que habían sido condenados (Alfonso Sáenz del Banco de Santander, por ejemplo) o bien se disparaba sobre pianista (el juez Elpidio, por ejemplo) como aviso a navegantes desorientados acerca de quién manda realmente en España.
Pero ahora ya no, ahora ya está claro todo. La diferencia entre los Señores del Dinero y nosotros no está en la educación recibida, en sus habilidades o destrezas financieras, en su capacidad de relación y liderazgo, en su filiación personal o política, en su talento, en el esfuerzo realizado a lo largo de su vida o en cualquier otra cosa parecida. No, al menos en el caso de uno de los grandes Señores del Dinero irlandés, la diferencia está en el culo.
Sí, sí, no le quepa usted la menor duda, por muy excepcional que le parezca esta insolencia. En el culo. Y esto no es un burdo rumor ni maledicencia alguna, puesto que las conversaciones en la que el señor Bowe comentaba, partido de risa, la trampa que había perpretado contra el estado irlandés para que éste en vez de dejar quebrar el banco entrase en él, lo nacionalizase y lo rescatase con dinero público, fueron grabadas y hechas llegar a la prensa irlandesa. “Los comentarios de Bowe muestran que la estrategia de Anglo Irish Bank era atraer al Estado para que inviertiera, dejándole sin otra opción que continuar dando ayuda para "apoyar su propio dinero". Además, ambos esperaban que el banco fuera nacionalizado y así "podríamos mantener nuestros trabajos".” Y lo que más ha chocado es que la cifra inicial (el anzuelo para que el Gobierno Irlandés entrase por la vía del rescate en vez de por la de la quiebra era de 7.000 millones de euros.) "Como diría Drummer (en referencia al consejero delegado del banco, David Drumm), me lo he sacado del culo". Es decir, el Gobierno Irlandés picó por el aparentemente “pequeño” monto del rescate” y una vez nacionalizado el banco y conocido que el roto era realmente de 30.000 millones de euros, ya no pudo echarse atrás.
Así que ya puede verse con claridad nuestra diferencia esencial con los Señores del Dinero, estos pueden sacarse del culo cualquier cifra que les convenga, vestirla con cuidado para que no se note su hedor y hacerla “comestible” para la autoridad bancaria competente. ¡Oye, y hacerla lo suficientemente atractiva para que ésa, se la trague, un horror!
Esta historia está muy bien explicada y contada con mucho detalle en un artículo que acabo de leer en el economista.es titulado: Así engañó Anglo Irish Bank a Irlanda: "Me saqué la cifra del rescate del culo". En éste artículo, y en los enlaces a otros que desarrollan más el tema, entre ellos al periódico irlandés que se hace eco de las grabaciones, encontrará usted este asombroso sucedido. No se lo pierda porque la historia tiene rasgos que rozan lo increíble. Y que muestra lo que les importamos a los Señores del Dinero, los ciudadanos.
Finalmente… ¿No le suena esta historia de balances apañados que luego resultan estar embarazados de muchas otras obligaciones y que antes de la nacionalización de algunas entidades bancarias españolas, estaban ocultos?