Madrid. José Viñals, directivo español en el Fondo Monetario Internacional (FMI) lo tiene claro al señalar lo difícil que resulta para consolidar la recuperación económica seguir contando con un sistema financiero inadecuadamente gobernado y con unos mercados donde reina la opacidad.
El sistema debería estar compuesto de instituciones y mercados competitivos “mejor gobernados y más transparentes”, y con “más amortiguadores” de capital y de la liquidez, de mejor calidad y globalmente consistentes, según la hipótesis de trabajo que mantiene en el artículo ‘Perspectivas del sistema financiero’ publicado en en el último número de la revista de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).
“Si hiciese falta se podrían establecer mecanismos de resolución para las instituciones con problemas que, en tiempo y modo, no impliquen recurrir al contribuyente y para entender mejor la distribución de riesgos en el sistema hace más falta una mejor supervisión del sector financiero no bancario”, apostilla en directivo del FMI.
Viñals defiende que se necesita un sistema financiero resistente que apoye un crecimiento fuerte y sostenido y que satisfaga las necesidades de los usuarios del sistema financiero, como la economías domésticas y las empresas.
José Manuel Campa, secretario de Estado de Economía, considera necesaria la implantación definitiva de un mercado común de servicios financieros en Europa para que se mantengan de manera sostenida los beneficios alcanzados hasta ahora. Y subraya que la integración española y europea de los sistemas financieros ha sido “claramente alentadora”.
En este sentido, incide en que la crisis ha puesto a prueba al sistema financiero de la Unión Europea, que se ha visto abocada a corregir las deficiencias de regulación y a fortalecer la integración de la supervisión del sector en Europa, por lo que insta a mantener esa integración lograda con la implantación definitiva de un mercado común de servicios financieros.
Asimismo, el presidente de la patronal de la banca, Miguel Martín, considera que las entidades financieras deben adaptarse a las nuevas normas que tratan de corregir las causas de la crisis financiera internacional, y deben ayudar a mejorar la supervisión económica de las actividades para evitar comportamientos como los que han provocado la crisis.