Aportar con fuentes renovables el 25% del consumo final bruto, seis puntos más que ahora, y reducir en un 30% las emisiones de CO2, son dos de los pilares en los que se basa la Estrategia Energética de Andalucía 2020.
Además de los dos señalados, reducir en un 25% el consumo tendencial de energía primaria hasta 2020; descarbonizar en un 30% el consumo; autoconsumir el 5% de la energía eléctrica generada con fuentes renovables (actualmente 0,4%) y mejorar en un 15% la calidad del suministro.
Lo que se busca con esta estrategia es ampliar el Plan Andaluz de Sostenibilidad Energética (Pasener), que se viene aplicando desde el año 2008 y que ya ha alcanzado sus objetivos en materia de eficiencia energética y de energías renovables.
Así, Andalucía ha reducido su intensidad energética primaria, generando la misma riqueza empleando un 5% menos de energía, y, respecto a las renovables, ya casi el 40% de la potencia eléctrica proviene actualmente de fuentes limpias como el sol, el viento y la biomasa, que también suponen el 40,4% de la electricidad que se consume.
En relación con el consumo de energía primaria, su aportación representa el 20,1% (5,5% puntos por encima de la media española). Con ello se ha contribuido a reducir en un 43% las emisiones de dióxido de carbono por cada unidad de generación eléctrica producida en los catorce primeros años de esta década.
La planificación para 2020 permitirá consolidar el tejido empresarial e industrial vinculado al sector energético, en su mayor parte pequeñas y medianas empresas, y fortalecerá las políticas de construcción sostenible, rehabilitación de edificios, gestión energética en empresas, autoconsumo y gestión de la demanda por parte de los consumidores.
Andalucía contabiliza actualmente más de 6.500 empresas vinculadas a la energía, de las que casi 1.500 desarrollan su actividad en el ámbito de las renovables. El empleo asociado supera los 110.000 puestos, el 41% directos.
La estrategia tiene carácter transversal y se financiará en gran parte por los fondos estructurales europeos. Así, ya se ha cuantificado la previsión para el programa de Energía Inteligente, que tendrá una dotación mínima de 400 millones de euros.