Han tardado mucho menos los sondeos que toda la polémica previa generada en torno a las prospecciones petrolíferas de Repsol en aguas del archipiélago canario. Dos meses después de iniciados los trabajos, la multinacional española ha decidido dar por finalizados los trabajos al no haber encontrado petróleo de calidad y en abundancia.
Se cierran así dos meses de trabajo iniciados a mediados de noviembre cuando los trabajadores del buque Rowan Renaissance empezaron a bajar la sonda exploradora para abrir el primer hueco en un punto situado a 54 kilómetros de Fuerteventura y 62 de Lanzarote, en el que pretendía llegar a dos objetivos localizados a 1.920 y 3.100 metros de profundidad total, incluidos los 800 metros del tramo de agua.
Ese sondeo, bautizado como Sandía, era el primero de los tres que el Gobierno ha autorizado a Repsol para buscar petróleo en Canarias. En función del resultado, la compañía decidirá si acometía el segundo, llamado Chirimoya, y ya descartaba realizar el tercero, llamado Zanahoria. Tras los resultados del primer sondeo, el proyecto Chirimoya también ha quedado descartado.
Se cumplen así las previsiones de Repsol, que se daba un plazo, entre finales de enero y comienzos de febrero de 2015, para saber si hay combustibles en cantidad suficiente para que sea rentable su extracción. Si los resultados hubieran sido satisfactorios, la petrolera hubiera tenido que pedir nuevos permisos para explotar la zona. Para la primera prospección, sumando todos los trabajos previos, la empresa ha invertido unos 200 millones de euros.
El final de las exploraciones coincide con el desplome del precio del petróleo y llega un día después de que se publicara que Shell ha abandonado un proyecto petroquímico de 5.500 millones de euros en Qatar debido a la pérdida de atractivo provocada por la caída del precio del petróleo, mientras que, por la misma causa, la empresa noruega Statoil ha renunciado a permisos de exploración en el Ártico.
La polémica entre las autoridades canarias y las del Gobierno central en su apoyo a Repsol quedaron zanjadas en varias decisiones de los tribunales, que acabaron sentenciando que la zona elegida para los sondeos no existía espacios protegidos declarados, y no se había identificado ningún hábitat de interés comunitario en el estudio de fondo marino, por lo que las prospecciones estaban fuera de los lugares de la Red Natura 2000 y de los espacios naturales protegidos a nivel estatal, autonómico, comunitario e internacional.
