“Debemos contener la explosión de costes en los subsidios a las energías renovables. Uno de los primeros grandes proyectos del nuevo gobierno federal será enmendar la legislación de las energías renovables”, afirmó Angela Merkel en su última mensaje semanal desde la página web de la cancillería. Y, claro, el tema ha suscitado en Alemania todo tipo de comentarios. La idea es una más de las planteadas en las negociaciones que la CDU, el partido de Merkel, mantiene con los socialistas para la futura legislatura.
Se trata de de reestructurar el régimen de subsidios que han favorecido la transición hacia energías renovables para las industrias intensivas en consumo energético y reducir los objetivos de generación renovables. Las exenciones a las industrias intensivas en consumo de energía que optan por consumir energías renovables supone 2.300 millones de euros anuales.
Y es que los mecanismos de financiación de estos costes están directamente vinculados al precio de la energía eléctrica para los hogares y parte de las empresas alemanas que pagan en el recibo de la luz una parte de esta operación de transición energética.
Las propuestas en discusión no sólo pretenden reducir las exenciones, sino además reestructurar el régimen de subsidios repartiendo la carga de forma más equitativa, incluyendo en la financiación de esos subsidios a las industrias hasta ahora exentas que eran receptoras netas de las exenciones
El conjunto de los subsidios a las tarifas de las energías renovables supondrán en 2014 una carga fiscal sobre la administración pública de 23.600 millones de euros comparado con los 20.400 millones de este año, según los cálculos del Gobierno Federal.
Detrás de esta reforma están también las presiones de las grandes multinacionales alemanas, que han decidido, buscando menores costes, llevar su producción a otros países. Hasta Estados Unidos se han ido BMW y Basf. El fabricante de automóviles ha establecido una fábrica de fibra de carbono destinada en el estado de Washington, y el gigante químico ha anunciado la instalación de una planta también en EEUU.
La posibilidad de un giro político de Alemania en materia de migración de la generación tradicional de energía a la generación renovable puede ser un golpe de considerable entidad para un volumen considerable de inversiones comprometidas con el sector. Y la crisis sería extrapolable al seno de la Comisión Europea.