Al final, se trata de una mera cuestión de rentabilidad, la que está llevando a los propietarios de pisos de Barcelona a alquilar sus viviendas por estancias cortas, que hacerlo a un inquilino por un largo periodo de tiempo.
Y es que no hay color. Las rentabilidades, en función de los días que se alquilen las casas enteras o solo las habitaciones, pueden duplicar ampliamente lo que se obtiene de unas rentas recurrentes mensuales de un solo arrendatario.
Márgenes tan altos que dan, incluso, para hacer frente a las multas que pudieran derivarse de expedientes sancionadores que, en algún momento, pudiera abrir el Ayuntamiento.
Al margen de este mercado desregulado, la suspensión de nuevas licencias en 2014 ha generado en el mercado de Barcelona una especulación sobre los 9.606 permisos concedidos para apartamentos turísticos, convertidos en un codiciado documento, ya que los ingresos de un apartamento con esta cédula superan entre un 100% y un 125% los que genera un piso convencional, que da una rentabilidad del 5,2% de media anual en la Ciudad Condal.
Los datos de la empresa de gestión patrimonial e inversión Laborde Marcet muestran que la cancelación de nuevas licencias, que decretó el alcalde Xavier Trias hace dos años, ha distorsionado el mercado, repercutiendo sobre el precio de los inmuebles.
El nuevo consistorio está preparando un plan especial de alojamientos turísticos, que los regulará junto a hoteles y pensiones y hostels. En los análisis previos realizados se ha observado una sobreoferta de plazas de alojamiento que, en algunos barrios, triplica la población residente.
El sector de los apartamentos discrepa del análisis y sostiene que está dirigido a apuntalar la teoría de que en algunos barrios no caben más apartamentos, cuando entienden que no es así, ya que, según sus cálculos, los apartamentos representan menos del 4% de todo el parque de viviendas de Barcelona.
También discrepan los gestores de apartamentos sobre las subidas de precios que, desde algunos sectores, están tratando de tergiversar. Y, en este sentido, niegan rotundamente que una minoría de apartamentos para turistas esté empujando el precio de los alquileres en Barcelona.