Madrid. El segundo hotel de la enseña ‘Ayre’ está a punto de abrir sus puertas en Madrid. Se trata del segundo establecimiento que, bajo esta marca, promueve en la capital FST, filial de la cadena Fiesta Hotel Group, controlada por el ex ministro Abel Matutes y en la que participa El Corte Inglés a través de la sociedad Parinver. Un ‘cuatro estrellas’ de 70 habitaciones ubicado en el número 21 de la calle de Barquillo, en un entorno privilegiado cercano al Eje Recoletos Prado y a la Gran Vía.
Año y medio de obras tras el permiso del Ayuntamiento de Madrid para rehabilitar un edificio protegido con nivel 1 en grado integral que será rehabilitado para recuperar un interesante ejemplo de la mejor arquitectura madrileña del siglo XIX.
El Plan Especial abordado, que se inserta en el objetivo general del Ayuntamiento de Madrid de proteger y potenciar el patrimonio histórico de la ciudad, prescribe la recuperación y puesta en valor de los elementos artísticos y arquitectónicos de interés del inmueble, y la consolidación de la estructura para garantizar su seguridad.
Fue construido en 1860 según proyecto del arquitecto Juan Bautista Peironet. Aunque antes de su rehabilitación estaba desocupado y muy deteriorado, cuenta con una gran calidad constructiva original, con basamento de granito, cuerpo de planta baja con simulación de sillería, y planta primera y segunda con revoco decorado. Todos los huecos son adintelados con motivos decorativos neoclásicos.
Tiene cinco alturas, más una planta bajo cubierta y sótano. En la planta baja existen dos locales comerciales. Cuenta también con dos patios centrales y tres medianeros, y con dos escaleras: una principal con ascensor y otra de servicio. En total, la superficie construida suma 3.659 metros cuadrados.
Se trata de un elegante edificio que albergó familias pertenecientes a la alta burguesía madrileña. Como era habitual en la vivienda decimonónica se proyectaron en el inmueble pisos de distintas categorías. La planta principal era, como su propio nombre enfatiza, la gran mansión del edificio.
En este caso, la planta principal ocupada enteramente en su día por una sola familia, contaba con seis amplios salones a fachada; en el interior, cuatro espaciosos dormitorios con antecámaras, el comedor de diario, tres dormitorios para el servicio y los baños, que lucían inodoros de porcelana francesa, bañeras portátiles y lavabos sobre muebles de caoba.
Para preservar y potenciar los valores del edificio, el Plan Especial establece la realización de obras de consolidación, recalce de cimentación y refuerzo de forjados. Además, establece la restauración de las fachadas, de la escalera y patio principales, y del paso de carruajes.
Se ha realizado el acondicionamiento general de todas las dependencias del edificio, la redistribución de espacios interiores que permitirán la obtención de 70 habitaciones dobles, y la incorporación de las instalaciones necesarias para el nuevo uso hotelero.