Madrid. José Manuel González Páramo, miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), no lo duda. “El reto fundamental es la reforma de la negociación colectiva. La recuperación del país pasa por ahí y no verlo es hacer un flaco favor a la economía. La rigidez con que los salarios y otras variables del trabajo reaccionan a las condiciones de cada sector económico provoca que para los empresarios sea más atractivo prescindir del empleo que ajustar horas, días o salarios de manera transitoria. Cuando es más atractivo cerrar que ajustar, realmente tenemos un problema. España debe mirar al mercado laboral de otros países, por ejemplo Alemania, donde el paro bajó en plena crisis”.
En esta misma línea, explica la razón por la que a su juicio se han producido los ataques de los mercados a España, la de que en nuestro país “tiene muchas debilidades que debía haber atajado tiempo atrás. Ha empezado un camino muy bueno y lo que hace falta es producir resultados de acuerdo con los compromisos. Una reforma laboral no es magia, no resuelve el problema si sus detalles no son los más adecuados: tiene que dar resultados”, señala. Sobre la actuación en este plano de los agentes sociales, Páramo cree que tienen una gran responsabilidad. Hay que impedir que el despido sea la única forma de ajuste a una crisis.
El miembro español en el selecto comité del BCE pone sobre la mesa las bases que deben guiar la actuación para dar trabajo a más de cuatro millones de parados, que pasarían por “liberalizar tanto el mercado laboral como los servicios y de producción de bienes, ya que con un mercado poco flexible los negocios desaparecen porque la relación coste-beneficio no sale a cuenta”.
Una flexibilización que, en primer lugar, debería eliminar la vinculación entre salarios e inflación. “Impide el ajuste del mercado de trabajo, es un absurdo, una antigualla, un dinosaurio en el siglo XXI. Países con indiciación salarial en el sector servicios arrastran inflaciones más altas porque el «shock» de los precios de la energía y las materias primas, que es igual para todo el mundo, se consolida en el sistema y prolonga sus efectos”, argumenta.