En España, la disyuntiva entre alquilar o comprar una vivienda se inclina notablemente hacia la propiedad, una tendencia arraigada que se refleja no solo en las preferencias habitacionales de la población sino también en las estadísticas de morosidad asociadas a ambas opciones. El análisis de los costes y riesgos relacionados con el alquiler y la adquisición de viviendas revela una compleja dinámica económica, donde factores como el salario medio, la capacidad de ahorro y el acceso a financiación juegan roles cruciales.
El coste medio del alquiler en el país se sitúa en 850 euros mensuales para un piso promedio de 70 metros cuadrados, contrastando con una cuota hipotecaria media de 650 euros, lo que evidencia que pagar una hipoteca resulta ser un 23,5% más económico que afrontar el coste del alquiler. Esta diferencia de precios subraya una realidad económica en la que los españoles que optan por alquilar dedican aproximadamente el 50% de su salario neto mensual, estimado en unos 1.700 euros, a cubrir la renta. Por otro lado, aquellos que deciden comprar y tienen una hipoteca destinan cerca del 38% de sus ingresos al pago de las cuotas, lo que les permite una mayor capacidad de ahorro, aunque esta suele ser inferior a 300 euros al mes.
La entrada para la adquisición de una vivienda en las principales ciudades españolas se estima en una media de 50.000 euros, una cantidad significativa que constituye la principal barrera para el acceso a la propiedad y, por ende, impulsa el mercado del alquiler, pese a la preferencia generalizada por la compra. Esta realidad financiera es una de las razones por las que España mantiene una alta tasa de propiedad, con aproximadamente el 75% de la población viviendo en viviendas propias.
Sin embargo, la morosidad presenta un panorama distinto cuando se compara el sector del alquiler con el de las hipotecas. Según datos de la red nacional donpiso, solo un 2% de los hipotecados incurre en retrasos en el pago de sus cuotas, frente a un 5% de los inquilinos que se retrasan en el pago del alquiler. Esta diferencia indica que las entidades financieras enfrentan un riesgo menor al prestar dinero para la compra de viviendas que los propietarios al alquilar sus pisos, una realidad que refuerza la percepción de la propiedad como una opción más segura y estable a largo plazo.
Emiliano Bermúdez, subdirector general de donpiso, enfatiza que la preferencia nacional por la propiedad no es casualidad, sino una consecuencia directa de las condiciones económicas y de mercado. La creciente demanda de alquiler no se debe a un cambio en las preferencias habitacionales de los españoles, sino más bien a las limitaciones económicas que impiden el acceso a la propiedad. Bermúdez aboga por incrementar la oferta residencial y establecer políticas de apoyo que faciliten a los ciudadanos el acceso a viviendas acordes con sus expectativas salariales y financieras.
Este panorama subraya la necesidad de adoptar medidas que equilibren el mercado inmobiliario español, fomentando tanto la oferta de viviendas en alquiler como la accesibilidad a la propiedad. La creación de políticas que faciliten la entrada a la compra de viviendas, junto con el desarrollo de un mercado de alquiler más asequible y estable, podría contribuir a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, permitiéndoles elegir la opción habitacional que mejor se ajuste a sus necesidades y capacidades económicas. En este contexto, la morosidad en el pago del alquiler y las hipotecas emerge no solo como un indicador financiero, sino como un reflejo de las amplias dinámicas sociales y económicas que caracterizan al mercado inmobiliario español.