Málaga. En 1897 Durkheim publicó "El suicidio" y fué pionero en estudiar científicamente la influencia de experiencias sociales negativas como la ruptura de vínculos sociales y el aislamiento social en los patrones de mortalidad, especialmente en el suicidio.
Más de 100 años después y envueltos en una asfixiante crisis social su obra vuelve a poner de relieve la debilidad del ser humano por la propiedad y la fragilidad en su manera de afrontar la continuidad del ciclo familiar cuando la economía domestica no puede superar las contradicciones del capitalismo.
El acceso a la propiedad es considerado por la literatura como un indicador de éxito en las trayectorias residenciales individuales y familiares, del mismo modo se puede considerar el nivel de propiedad alcanzado por un conjunto de ciudadanos como un umbral mínimo para medir el éxito de los distintos subgrupos que la componen.Pero no cabe duda que el valor refugio de la propiedad y su posesión, según Triffiletti se puede considerar como una forma primitiva de aseguramiento contra los riesgos sociales.
Entonces, si el sentido para las familias era de previsión, aseguramiento resulta contradictorio que aquello por lo que se hipotecan las familias en pro de su futuro y bienestar, pueda jugar en contra de las economías más vulnerables.
Las falacias inmobiliarias de primera y segunda generación descritas por García Montalvo sobre la vivienda, el arraigo cultural de la propiedad, y el comportamiento psicológico de las economías familiares se analizan en diversos estudios como es el caso de Robert Schiller en "Animal Spirit" y "El Estallido de la Burbuja" mientras en el caso español se investiga a través del Doctor de Psicología de Valencia Quintanilla ya que según su criterio la crisis influye en las conductas, actitudes, emociones y expectativas de los ciudadanos y recíprocamente la manera como la percibimos e interpretamos influye sobre aquélla.
En las familias españolas el ajuste (disminución de gastos) y la adaptación (intentar aumentar los ingresos y cambiar los hábito de consumo) son parte de las estrategias más generalizadas ante un panorama de crisis financiera. Pero tras ella la incertidumbre y el miedo a no poder mantener el nivel de vida hasta el momento y los proyectos de vida condenan al fracaso a miles de ciudadanos.
La perdida del hogar familiar genera una frutración social destacada en el vida de las personas que las marcará de por vida.
¿Qué es por tanto la Anomia Inmobiliaria?
Fué Heidegger, filosofo alemán, el primero en detectar que los factores de penuria de la vivienda eran la revolución industrial y el aumento de la población urbana. Adentrados en el siglo XXI hay que sumarle la globalización de los mercados, la inestable situación del mercado laboral y la dependencia financiera de los mercados que influyen de forma directa en las politicas sociales.
En España si cabe, se añaden multitud de factores determinantes atribuibles a este fenómeno Políticos, financiero-económicos , sociales y familiares, descritos en el monográfico de la Anomia Inmobiliaria y sus efectos sobre los hogares españoles y presentado este año en el III Congreso Andaluz de Mediación en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla: " La Anomia Inmobiliaria es en definitiva un fenómeno psicosocial y cultural que lleva a percibir una frustración e incapacidad para disponer, detentar, adquirir o mantener unas condiciones mínimas de acceso o mantenimiento de una propiedad o bien inmueble que al mismo tiempo lleva a tomar una conductas de resistencia a las normas establecidas por un lado y por otro lado a confrontarla a través de la lucha social……"
Las actitudes y formas de afrontamiento frente al conflicto inmobiliario se detallaban siendo inicialmente 3 (conformismo o inactividad, acomodación y rebelión). La cuarta opción de la anomia es el suicidio.
El modelo del apoyo social y la importancia de los vínculos sociales influye en las conductas de los individuos y famillias y puede ayudar a minimizar situaciones estresantes o de riesgo social mientras que el aislamiento social no solo perjudica a la salud mental y física, sino que produce un sentimiento de alienación, reduciendo los sentimientos de control y autoestima.
Por tanto además de la necesidad de reformar la legislación, vemos en el horizonte que se avecinan cambios en la materia de los desahucios y moratorias en la Ley Hipotecaria, es de suma importancia reaccionar de manera rápida en cuanto a la información frente a un inminente desahucio, acudir a todas las redes sociales externas (servicios sociales, centros de intermediación hipotecaria, colectivos de afectados..), búsqueda de negociación y mediación frente al conflicto y además tendremos que poner en marcha nuestro cerebro para que las respuestas neuroendocrinas negativas no interfieran en las decisiones a tomar para salir de la quiebra.