jueves, 30 octubre 2025
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Una inversión de menos del 1% del precio del edificio garantiza una buena impermeabilización

Las precipitaciones son una de las causantes de las temidas goteras y humedades en los edificios cuando éstos no cuentan con la correcta impermeabilización. De hecho, sólo es necesario invertir menos del 1% del precio del edificio para lograr una buena impermeabilización. Un coste muy pequeño si se tiene en cuenta que las humedades pueden aumentar hasta en un 50% el riesgo de padecer asma en niños y bebes. Por eso, Danosa, especialista en soluciones integrales para la construcción sostenible, aporta una serie de consejos para evitar sorpresas desagradables.

Por qué es importante impermeabilizar

La importancia de la impermeabilización, reside en que evita que el agua se filtre por la estructura del edificio y, por tanto, la mantiene seca. Quizás este sea el motivo de mayor peso, ya que es esencial para la estabilidad del edificio. Por otro lado, una adecuada impermeabilización favorece que los inquilinos disfruten de una sensación de confort en sus viviendas. Por eso, aquellas infraestructuras que cuentan con un sistema impermeabilizante defectuoso pueden sufrir la aparición de moho y ácaros, malos olores, manchas en paredes y techos (goteras) y, lo más preocupante, pueden ser perjudiciales para la salud.

Desde la construcción

En cuestión de prevención el cuándo cobra una gran relevancia. Danosa aconseja realizar la impermeabilización del inmueble durante la construcción del mismo. Si no ha sido posible, es conveniente realizarlo lo antes posible, ya que la filtración de agua a lo largo del tiempo por una mala impermeabilización puede causar daños estructurales, degradando la estructura del edificio que es la que lo sostiene.

De dónde procede la humedad

Si hasta ahora hablar de impermeabilización resultaba tan extraño como hablar en un idioma desconocido y el agua ha conseguido filtrarse en casa no debe ser motivo de preocupación. El primer paso que hay que tomar es identificar de dónde proviene la enfermedad, es decir, detectar qué tipo de humedad tenemos. Si el problema es que el agua penetra por los muros, fachadas o tejados, tienes un problema de humedad o goteras por filtración. En cambio, si las humedades aparecen en las partes bajas de los muros y tabiques de sótano o planta baja, hablamos de humedades por capilaridad. Por último, están las humedades por condensación, típicas de los interiores y que surgen como consecuencia del contacto de vapor de agua con una superficie fría o por una concentración en exceso del mismo en el ambiente.

A grandes males, grandes soluciones

Una vez que has detectado el problema, es el momento de pasar a la acción dependiendo del tipo de humedad que esté sufriendo la vivienda. Si es por capilaridad, las soluciones más habituales pasan por la utilización de una lámina impermeable (barrera física), implantación de algún compuesto siliconado que se inyecta en el muro (barrera química) o el uso de dispositivos eléctricos que inducen una corriente que repele el agua. Si las humedades son por condensación, en principio bastaría con una buen ventilación o, en su defecto, con la instalación de rejillas de ventilación o sistemas que renueven el aire. Por último, si el problema es de filtración se puede realizar una impermeabilización superficial o tener que llegar a la sustitución completa del tejado si los elementos estructurales están afectados.

Lo barato sale caro

Muchos propietarios que encuentran una filtración en su vivienda en un área especifica intentan solucionar el problema acondicionando únicamente esa zona de la casa. Ahora bien, si hay un problema de impermeabilización, el agua buscará el camino que menor resistencia le ponga. En este sentido, es importante pensar si merece la pena gastar grandes cantidades de dinero intentando perseguir una pequeña fuga alrededor de los cimientos o realizar desde el principio una correcta impermeabilización. De hecho, sólo con invertir menos del 1% del precio del edificio se puede conseguir una buena impermeabilización.

Por ello, si es cuestión de dinero, Danosa recomienda ahorrar en encimeras, suelos, puertas y otros elementos estéticos del inmueble antes que escatimar en la impermeabilización del mismo. Pensemos, si acudimos a un sastre a hacernos un traje, no tiene sentido hablar del hilo que va a utilizar el sastre, sino de las telas. Aunque el hilo no es una parte esencial del precio del traje, sí es fundamental para que no se rompa, por eso, es recomendable poner un hilo de calidad (la impermeabilización) para poder presumir de traje durante muchos años (el edificio).

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