Dos fondos, JP Morgan y, sobre todo, Polygon, están dando más guerra de la que el magnate mexicano Carlos Slim hubiera deseado. Y todo por los 0,8 euros por acción que el empresario azteca se ha comprometido a pagar a los accionistas que acudan a la opa lanzada por Realia.
Creen los fondos que es un precio irrisorio, muy por debajo del valor justo de la inmobiliaria, que estaría en línea con los 1,4 euros por acción del valor liquidativo neto (NAV) fijado por la propia empresa.
Las cuentas de Slim en la opa de Realia pasaban por pagar un máximo de 120 millones de euros en el hipotético caso de que vendieran todos los accionistas minoritarios, y dando por descontado que FCC -su principal accionista y también controlada por el mexicano- no acudiría. Pero esas cuentas ya empiezan a no salir.
La presión de los fondos por subir el precio de la opa, que se está ejerciendo a todos los niveles, con cartas remitidas a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y al propio consejo de Realia. Y, sobre todo, con la compra masiva de títulos de la inmobiliaria, de manera directa o a través de instrumentos financieros derivados.
Hasta el pasado 9 de marzo JP Morgan y Polygon rozaban ya los 100 millones de acciones de la inmobiliaria, equivalentes al 21% del capital. El banco estadounidense de inversión atesora más de 27 millones de títulos a través de derechos reales, mientras que el fondo británico dirigido por Mike Humphries -uno de sus tres fundadores- cuenta con 72 millones de acciones, todas en instrumentos financieros derivados, sobre las que decidir en el futuro si hace efectiva su compra.
Una operativa que ha provocado un imparable ascenso en la cotización bursátil. Los 0,88 euros en que cerraba el 26 de febrero, cuando se anunció la solicitud de opa, se han ido incrementado hasta alcanzar cada título el precio de un euro.
Otro dato que da cuenta de que la estrategia de Slim, para el asalto definitivo en Realia, se puede ir al traste, se relaciona con la marcha atrás que el empresario azteca ha tenido que dar con el préstamo participativo adquirido a Sareb en diciembre.
Del importe total del crédito comprado por Slim al banco malo, un tramo de 29 millones de euros tiene carácter de convertible libremente y un segundo, de 28,58 millones, de no convertible libremente, sobre el que, ahora Slim, deberá elegir entre capitalizarlo o admitir una quita.
En un principio, el empresario mexicano anunciaba, el 28 de diciembre, su intención de ejercitar la capitalización del tramo libre convertible, suscribiendo, el 15 de febrero de 2016, 14 millones de acciones (equivalentes a 4,5% del capital) a un precio de 2,06 euros.
Pero Slim se lo pensó mejor, y barruntando la que podría provocar comprando a ese precio, muy por encima del que iba a ofrecer en la opa, decidió llegar a un acuerdo de novación del préstamo para aplazar la conversión hasta el 3 de mayo.
No ha hecho falta llegar a ese día. Inversora Carso, la sociedad a través de la que Slim controla el 33% de Realia ha decidido no capitalizar el préstamo participativo. Opta por la alternativa de admitir una quita del 67%, quedando el crédito en 20,4 millones, con vencimiento fijado para marzo de 2017.