Desde hace cinco años, la estación ilerdense de Boí Taüll, propiedad de la concursada inmobiliaria Nozar, sobrevive únicamente por las ayudas puntuales que recibe de la Generalitat de Catalunya.
Préstamos que llegan in extremis cuando los empleados de la estación fuerzan al máximo la situación ante los permanentes atrasos en el pago de las nóminas. En esta ocasión, el importe de lo impagado ronda el medio millón de euros. Se trata de un 30% de las nóminas de marzo y abril, y las liquidaciones del personal de temporada y todos los salarios del personal fijo en mayo. Tampoco cobraron en junio.
Ahora, acaba de ser aprobado un nuevo crédito de 600.000 euros para tirar unos meses más, mantener abiertos los equipamientos hoteleros durante el verano e iniciar la próxima temporada de esquí.
Este préstamo tendrá un tipo de interés de mercado y se retornará con el 50% de los ingresos por la venta de forfaits durante la próxima temporada de esquí. Esta operación se enmarca en un plan de trabajo a largo plazo para garantizar la sostenibilidad de la oferta del turismo de nieve en la comarca del Alta Ribagorça, en el Pirineo ilerdense.
La Generalitat de Catalunya ya concedió el pasado mes de septiembre un aval de 400.000 euros al grupo madrileño Nozar, principal accionista de la estación, que sirvió para insuflar aire temporalmente, pero no acabó con la situación de conflictividad laboral que arrastra desde que hace cinco años la empresa presentó un concurso de acreedores, al que siguieron varios expedientes de regulación de empleo.
Contra Promocions Turístiques de la Vall -heredera de la antigua sociedad Boí-Taüll SA- se han presentado 162 demandas por cantidades salariales, correspondientes a los actuales empleados de la plantilla, aunque ahora en verano sólo trabajan unos cuarenta, que se podrían ampliar en quince contratos más en agosto. En la primera semana de julio, la ocupación de los hoteles y apartamentos turísticos del complejo, con 1.000 plazas hoteleras, sólo era del 30%.
A pesar de esta situación, la empresa suele difundir comunicados positivos sobre la supuesta buena marcha de la actividad que contrastan con la situación de sus trabajadores. Así, en marzo informaba que se había cerrado la temporada de invierno con un incremento del 50% de las ocupaciones hoteleras respecto al año anterior. Lo que no decía es que no había abonado la mayor parte de la nómina de ese mes. Y, a día de hoy, lo sigue sin hacer