Los March, la adinerada familia mallorquina, sigue de retirada en ACS. Están aprovechando la menor oportunidad para desprenderse de acciones del grupo constructor presidido por Florentino Pérez. Oportunidades que se presentan cuando la cotización acumula días de aumento.
En febrero de 2011 vendieron hasta un 5% de su participación sin preaviso alguno, y lo mismo ocurrió el pasado mes de mayo, cuando la Corporación Financiera Alba –el brazo inversor de la familia March– vendió el 1% de ACS por 69 millones de euros. Y lo ha vuelto a hacer ayer, al vender otro 1%. En esta ocasión, obteniendo 77 millones y una plusvalía bruta consolidada de 20,2 millones. Operaciones que han reducido la participación de los March en ACS al 16,3%. Siguen siendo los máximos accionistas, pero a este paso no se descarta que dejen de serlo.
Las interpretaciones para estos movimientos son de todo tipo. Que no perdonan a Florentino la forma en que llevó las operaciones en Iberdrola y Hochtief, que el apalancamiento resulta excesivo, que lo de la presidencia del Real Madrid tampoco es bien vista y, sobre todo, el dividendo de la discordia. 2012 fue un año muy negativo y los March no querían que hubiera reparto, pero Florentino, con ayuda de los Albertos, lo hizo posible. Entre otras cosas para afrontar los vencimientos de su deuda personal.
Fue un cierre en falso de la crisis al más alto nivel entre los principales accionistas del grupo constructor. Los banqueros mallorquines accedieron a regañadientes a aceptar el pago de dividendo complementario después de haber perdido 1.926 millones de euros por la fracasada inversión en Iberdrola.
Salvaba así Florentino su propio pecunio y el de otros accionistas de referencia que, como él, andan con el agua al cuello. No cobraron el dividendo ordinario en febrero de este año y, de no haberlo hecho el pasado mes de julio, se hubieran visto abocados al abismo de no poder hacer frente a sus cuantiosas deudas personales. Son unos 2.300 millones de créditos vinculados a acciones de ACS los que suman Florentino, los March, los Albertos y los Fluxá.
En 2011, cuando los negocios eran más boyantes y la deuda no tan alta, este ‘núcleo duro’, junto al fondo estadounidense Southeastern Asset, se embolsó cerca de 400 de los 787 millones de euros pagados en dividendos.