Madrid. En uno u otro sentido, la inmobiliaria Realia debe anunciar hoy, a través de un hecho relevante comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el resultado de las negociaciones para refinanciar el crédito sindicado de casi 850 millones.
Aunque no se descarta que, a última hora, alguna entidad se descuelga y obligue a la empresa a acogerse a la Ley Concursal, se da por hecho que ese comunicado confirmará la luz verde al acuerdo, aunque con unas condiciones leoninas que en la práctica abocarán a la promotora a quedar en manos de las entidades acreedoras.
Han sido tres meses de infarto los vividos en la sede de la promotora inmobiliaria en una de las ‘torres KIO’, en la madrileña plaza de Castilla, con idas y venidas permanentes en las que se han mezclado momentos de euforia con otros en los que las reticencias parecían insalvables.
Negociaciones contrarreloj para lograr un acuerdo de refinanciación sobre los casi 850 millones de euros del crédito promotor de Realia, que vencían el pasado 31 de diciembre y que, ahora, tras la prórroga llevada a cabo unos días antes de esa fecha para que Bankia –principal acreedor con más de la mitad de esa deuda– trasfiriera los créditos de la promotora a la Sareb, afronta el tramo final para saber en qué sentido se inclina la balanza.
La de Realia no es una refinanciación más. Hasta que en diciembre traspasó los créditos de la promotora a la Sareb, Bankia, además de su principal acreedor era también uno de los dos accionistas de referencia junto a la constructora FCC.
Ahora, la entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri ya solo es máximo accionista de una participación del 27,6% y ha dejado al ‘banco malo’ como el principal acreedor financiero. Es la Sareb, la sociedad participada al 45% por el Estado a través del FROB, tiene una deuda de 440 millones de euros, seguido de Banco Sabadell, con un pasivo de 120 millones; y Santander, con 100 millones. BBVA, La Caixa, Barclays y Kutxabank también participan con deudas inferiores.
Durante estos tres meses, la compañía se ha agarrado como un clavo ardiendo a la esperanza recogida en el hecho relevante remitido el pasado 28 de diciembre a la CNMV, en el que mostraba su confianza en que “dado el alto porcentaje de entidades que han suscrito el acuerdo [stand-still o compromiso de espera], se podrá finalizar el proceso de reestructuración de su deuda con anterioridad a fecha de vencimiento”.
Pero, al final, ese día 27 ha llegado y el acuerdo se ha hecho de rogar, a pesar de que algunas alzas bursátiles de las acciones de Realia han sido consideradas por algunos como un presagio de que el acuerdo se daba por hecho.
La renegociación de la deuda de Realia se produce en vísperas de que sus dos socios, tanto FCC como Bankia, vendan su participación en la promotora y en unas circunstancias de mercado ciertamente negativas, con una deuda bancaria total de 2.372 millones, una liquidez de apenas 200 millones y unas pérdidas de 319 millones provocada por la nueva valoración de activos, con minusvalías cercanas al 80%.