Madrid. Dicen los expertos, ateniéndose a la casuística, que cerca del 90% de los procesos concursales acaban en la liquidación de la compañía afectada. Pues bien, para ese 10% restante las cosas no parecen ir mucho mejor. Se logra evitar la desaparición, en primera instancia, pero, con la actual situación económica, la solución está lejos de alcanzarse. Que se lo digan a inmobiliarias como Habitat o Martinsa-Fadesa.
Logran la anuencia de sus acreedores para un plan de pagos, pero a la hora de la verdad resulta, en la actual situación, muy complicado devolverlos. En esas está Habitat, la inmobiliaria catalana presidida por Bruno Figueras, que ha tenido que volver a negociar con las entidades financieras acreedoreas porque no puede asumir los pagos concursales comprometidos.
El convenio de 2010 contemplaba una quita del 20% sobre un endedudamiento de 2.000 millones de euros, y la conversión a préstamos participativos de 600 millones restantes, a cambio de cobrar el resto en ocho años. El plan contemplaba abonar un 0,5% anual de la deuda entre 2010 y 2012, y aumentar el importe de manera progresiva a partir del presente ejercicio, cuantificando en un 2% la devolución contemplada al cierre de 2013, de manera que hasta 2016 se devolviera en 24%.
Como va a ser materialmente imposible, la empresa ha planteado a los bancos la modificación de las condiciones, de manera que solo devuelva el 1,5% hasta 2015 y abonar el 97,5% restante entre 2016 y 2018. Más de 600 millones cada año, confiando en que entonces el sector inmobiliario haya vuelto a ofrecer los rendimientos que ofercía antaño, y esos suelos, ahora parados, puedan ser vendidos a un buen precio. Si no, será imposible.
Tampoco cuenta Habitat con liquidez para pagar los aproximadamente 30 millones de productos derivados, para los que ha propuesto abonar la mitad en efecto y el resto en dación de pago a través de locales comerciales.
