En los últimos años se ha incrementado considerablemente el número de viviendas de uso turístico en el distrito de L'Eixample, en Barcelona, y aunque la mayoría disponen de una licencia en que actúan profesionalmente de manera correcta, hay casos puntuales en los que se ha constatado una queja reiterada de vecinos de las fincas por molestias de ruido. El Ayuntamiento impulsa un plan choque para garantizar la convivencia.
En Ciutat Vella y especialmente en L'Eixample es donde se concentra el mayor número de viviendas de uso turístico de la ciudad. Debido a la densidad demográfica y de actividad económica que tiene lugar, han proliferado en la zona esta oferta de alojamiento. Se estima que en tres años se ha pasado de un millar a 2.700. Eso en una zona donde viven 270.000 personas, en un total de 135.000 viviendas.
El concejal de L'Eixample, Gerard Ardanuy ha dejado claro lo siguiente: "La mayoría cumple los requisitos para disponer de una licencia y actúan profesionalmente, de manera muy correcta; pero se han detectado casos en que las quejas de los vecinos han hecho necesario que actuemos", para disipar cualquier tipo de conflictividad que se origine entre el vecindario de la finca y los inquilinos turistas.
Según ha explicado, cada fin de semana se han registrado tres o cuatro quejas, a través de los diferentes canales de los que dispone la administración para recogerlas. La iniciativa que emprenden presenta una mejora de los protocolos de actuación para atender las quejas. "Nos situamos al lado de los vecinos", insiste Ardanuy.
Se aplicarán sanciones, de los 9.001 hasta los 90.000 euros, como recoge la Ley del derecho a la Vivienda 18/2007, para los establecimientos que no cuenten con la licencia de actividad. El distrito, además, también abrirá la vía administrativa para conseguir que cese la actividad, con el precinto del recinto, tal como hasta ahora se ha actuado. A estas alturas, ya se han abierto 49 expedientes.
El distrito cuenta con un grupo de seguimiento de todos los casos relacionados con quejas por problemas de convivencia en los apartamentos turísticos. Lo forman cinco personas, entre ellos dos agentes de la Guardia Urbana de Barcelona. Los agentes recibirán una formación específica en estos aspectos para una respuesta más efectiva, comprobarán los ruidos y si estos se constatan denunciarán a los infractores.
El plan recoge el asesoramiento a las comunidades de vecinos afectadas sobre qué procedimientos seguir para evitar la instalación de este tipo de vivienda en su inmueble. "Les tenemos que facilitar en todo momento la información para que puedan defender sus intereses", sostiene el concejal del distrito.