Madrid. El número de inmobiliarias, grandes y pequeñas, que han entrado en concurso de acreedores en los últimos cinco años, resulta interminable. Y, a tenor de lo que vaticinan algunos, como la auditora PwC, lo peor está por llegar una vez que los bancos, con todas las provisiones realizadas, ya no tienen el interés que tenían para seguir firmando refinanciaciones que no llevan a ninguna parte.
Una situación que suele acabar con la liquidación de la empresa, pero que, en otros casos, se resuelve de manera favorable, aunque esto no signifique que la vuelta a la normalidad sea completa dada la crisis en la que sigue inmersa el sector.
Desde que a finales de 2009, Llanera se convirtiera en la primera gran empresa del sector inmobiliario que superase el concurso de acreedores algunas otras han seguido sus pasos. El de mayor calado, el que protagonizó hace dos años Martinsa-Fadesa.
En el caso de Llanera enseguida se vio que la salida airosa del mismo sería más que posible, como quedaba refrendado en el informe patrimonial elaborado en 2008 por los administradores concursales, donde se detallaba que el conjunto de las seis sociedades del Grupo contaban con un activo de 305 millones por tan solo 270 millones de pasivo, lo que un patrimonio neto positivo de 35 millones.
Otras, como Restaura, todavía anda inmersa en concurso, desde que lo hiciera en octubre de 2011 al no poder refinanciar una deuda de casi 500 millones de euros. No obstante, a pesar de esta vicisitud, la actividad del grupo fundado y presidido por Xabier Solano parece contar con el apoyo de algunos fondos para gestionar su patrimonio.
Hasta 300 millones de euros le han puesto encima de la mesa inversores de origen europeo y centroamericano para la compra de inmuebles singulares. “Nos han solicitado que identifiquemos inmuebles con valor y características diferenciales en localizaciones prime prioritariamente en Madrid y Barcelona”, comentan desde la compañía catalana.
De momento, la operación se halla en una fase incipiente y no se ha cerrado la compra de ningún inmueble. Como paso previo, la inmobiliaria está realizando una selección de activos inmobiliarios y una campaña de comunicación nacional dirigida al mercado de particulares. “Se buscan edificios por un precio de inicio de cinco millones para los que sí hay compradores”, comenta Leandro Martínez-Zurita, letrado de MZ Abogados que lleva el concurso de Restaura.
Se trata de todo un síntoma de cara a asegurar la viabilidad futura de la empresa y conseguir que los acreedores accedan a firmar el convenio de acreedores que posibilite superar el concurso. “Toda la actividad que se pueda conseguir ahora irá en beneficio de la mejor salida para la empresa”, apunta Martínez-Zurita. Una salida al concurso que pasa ahora por lograr alcanzar un 50% de adhesiones de los acreedores al convenio presentado por la compañía. “De momento, estamos casi en el 35%”, señala el letrado.
Aunque para muchas inmobiliarias, la situación concursal supone todo un varapalo, restringiendo prácticamente la actividad a llevar a cabo la venta permanente de activos con unas notables minusvalías, de cara a afrontar con mayor solvencia la propuesta de convenio y reducir al máximo el personal, otras, como Martinsa-Fadesa capearon el temporal.
En esos tres años que estuvo en concurso, entre 2008 y 2010, el grupo presidido por Fernando Martín, además de pasar, como todos, por ese trago de tener que desprenderse de cientos de activos a un precio inferior al que figuraba en los libros, también pudo ingresar unos 1.600 millones de euros procedentes, en su mayoría, de la entrega de 5.400 viviendas, casi todas en el mercado internacional.