Madrid. Los intermediarios del mercado inmobiliario están llevando a cabo agresivas técnicas de comercialización, y buscan obtener beneficios en la compraventa. Un ejemplo de ello es una “novedosa técnica” que consiste en exigir a los compradores adelantos de dinero, a cambio de tener la oportunidad de aprovecharse supuestas ofertas "chollo".
Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), hay agencias inmobiliarias que exigen a sus clientes, potenciales compradores de sus pisos, una suma de dinero (en concreto 3.000 euros), antes de hacer una oferta a un vendedor, como medio de formalizar la intención de consumar el contrato.
El dinero se paga a la agencia encargada de la venta quien, en teoría, se compromete a devolver el dinero si el propietario, auténtico vendedor, no acepta la venta.
Si el vendedor acepta la oferta, esa cifra adelantada pasa a ser parte del precio, en condición de arras penitenciales, que son aquellas que permiten a las partes desdecirse de su compromiso, perdiendo la cantidad el comprador o devolviéndola doblada si el que se retira es el vendedor.
En la práctica, suponemos que en caso de aceptación, la agencia se quedará con esa suma, a cuenta de la comisión que haya pactado con el vendedor, pero en el documento firmado no se dice nada.
Los contratos a los que la OCU ha tenido acceso no son claros. Los documentos aparecen firmados por "el vendedor", pero se supone que se trata de una propuesta de oferta, que va a trasladarse al vendedor. Además, se hacen con papel con membrete de una agencia, pero en el texto esa agencia no se compromete a nada. Tampoco precisa el documento las garantías que da la agencia para la devolución de esa suma adelantada.