Madrid. La situación económica sigue estando muy delicada y no hay muchos indicios que hagan pensar que vaya a mejorar a corto plazo –hoy, sin ir más lejos, el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, comentaba que a partir de 2014 ya veremos cómo están las cosas–, por eso lo poco que funciona hay que cuidarlo para que siga dando rendimientos y no entre también en recesión.
Me refiero a ese sector turístico, que sigue creando empleo, pero que también necesita un empujón, en forma de inversión pública, para aumentar las prestaciones en el corto plazo. En esas están sus responsables, quienes cada vez que tienen ocasión ponen sobre la mesa sus reivindicaciones, que pasarían, entre otras cuestiones por fomentar nuevos modelos de comercialización a través de Internet, en línea con la plataforma Travel Open Apps desarrollad por la Generalitat de Valencia.
Además, claro está, de esa reivindicación histórica de contar con ventajas fiscales y bonificaciones en las contrataciones y una, más reciente, de modificar el calendario estacional, de forma que las temporadas de invierno y de verano empiecen antes y acaben más tarde de cara a concentrar la entrada de turistas en temporada alta.
Ante el peliagudo asunto del abandono de España por parte de las aerolíneas extranjeras ante los altos costes que deben soportar por operar en nuestros aeropuertos, una solución de cajón pasaría por echar el cierre inmediato de aquellos aeropuertos a todas luces improductivos y deficitarios, con una operatividad simbólica.
En línea con este aumento de costes está también la medida de la tasa turística implantada en Cataluña desde el pasado 1 de noviembre, de cobrar entre 0,5 euros y 2,5 euros por cada noche que un turista se aloje en un establecimiento hotelero, el que sea, en la región.
El momento para el sector resulta trascendente ante la fuerte competitividad que se avecina, y de no contar con el respaldo suficiente se corre el riesgo de que España no recoja parte de los beneficios de ese 5% de incremento anual en el número de turistas que se va a registrar en los próximos años.
